Cita Iniciado por repopo Ver mensaje
Ayer (viernes, 19h) por fin fui al cine a verla, arrastado por mi peque de 12 años, que lleva dos semanas calentándome.

Y fue una de las experiencias más gratificantes de los últimos 20 años en cine.

Suelo esquivar estas sesiones. En general todas las del fin de semana, debido a la comparsa de adolescentes que suelen acudir en manada becerril a pasar un rato con su movil o con sus colegas haciendose los macho alfa. El hecho de que ya llevara semanas en cartel me hizo aceptar la propuesta de mi hija, esperando que el público fuera escaso o incluso vernos solos. No tuve esa suerte. Eramos en torno a unas 20 personas. Dos parejas dispersas en las ultimas filas, nosotros dos en la 4, entre nosotros y una hilera de asientos ocupada por tres grupos de enfants terribles, que no pasarían de los 15 años.

El circo era el habitual cuando se junta una jauría semejante, aunque reconozco que hubo dos chicos que reclamaron primero no gritar, y luego silencio cuando se apagaron las luces. Obviamente, durante los trailers no se hizo demasiado caso a esos avisos, y al empezar la película, tampoco se rebajó demasiado el volumen.

Pero a los poco más de cinco minutos, me pregunta mi hija "papa, ¿que hace ese señor con una linterna?". Volví a ver una figura que desapareció hace 20 años para mi... ¡¡un acomodador!! Desde el pasillo de entrada estaba echando un vistazo general a toda la platea. Subió hasta la hilera de hienas y con un tono grave y rotundo les dijo algo como "si tengo que volver a venir, os vais todos a la calle".

Se hace el silencio. El acomodador sale, y durante 5 minutos se mantuvo esa paz. Pero entonces alguien tiró todas las palomitas al suelo, y empezó otra vez la fiesta del idiotismo. Raudo (no pasaron ni 2 minutos) acudió el acomodador de nuevo, acompañado de alguien más (presunto que alguien de seguridad), y al examinar la pocilga en que se había convertido el suelo de esa fila, indicó al hatajo de bestias el camino de salida.

Qué paz durante el resto de la proyección. Y qué alegría recuperar la imagen del abominable señor de la linterna que en mi adolescencia resultaba lo más amenazante de cualquier sesión.

La película, muy bien. De hecho, me gustó más de lo que esperaba, igual fue por todo esto.


Pero no olvidemos que, los por aqui presentes, tambien fuimos niños y adolescentes y que tire la primera piedra quien no ha contribuido a estas putadas en algun momento de epoca becerril juvenil.

Pero si, BENDITO acomodador.