Tras casi una semana después, siguen en mi mente esas secuencias, y me reafirmo en que Nolan ha pretendido y ha preferido alejarse de todo posible desarrollo narrativo y profundización de personajes para convertir en protagonista a un único elemento: la búsqueda de la supervivencia en una sucesión de hechos y actos que ninguno querríamos ver en ninguna de nuestras peores pesadillas y que percibimos con total realismo.
En esa búsqueda desesperada por sobrevivir, el ser humano muestra sus verdaderos valores: en ocasiones valentía, pundonor, generosidad,...pero en otras, odio, egoísmo, arrogancia, crueldad,...y también miedo/ temor/ terror.
Pero no hablo tan solo de las propias secuencias puramente bélicas ( de por sí, estremecedoras) , sino de las relaciones " humanas" entre miembros del mismo bando.
Se trata de una guerra también en el interior de cada ser humano, estos acontecimientos nos convierten en animales, y tienen un efecto psicológico brutal.
Lo curioso es que hay algo en esta película que me hace recordar otra obra impactante e impresionante.
Quizá por la angustia que se respiraen todo el film, sin ser ninguna de las dos parecidas en cuanto a su ejecución.
Full Metal Jacket.
Bravo, Nolan, bravo.