Una de las incursiones del televisivo Chicho Ibáñez Serrador, por entonces adalid del género por sus series "Historias para no dormir" y "Mañana puede ser verdad", en el cine de terror, con resultados irregulares, pero no carentes del todo de gracia.
Una pareja de turistas en una pequeña isla del Mediterráneo descubren, para su horror, que los niños del lugar han acabado con todos los adultos y, ahora, van a por ellos.
Descaradamente influida por clásicos como "Los pájaros" y "La noche de los muertos vivientes", el propio Chicho hace un cameo estilo Hitchcock, mientras el film oscila entre la truculencia descarada (a pesar de la imagen casi pro-censura y vergonzante del actual Ibáñez Serrador) y el aburrimiento con mensaje, pero contiene algunas secuencias inquietantes y hay que reconocer el honesto intento de su autor por no caer en los modelos más trillados del género en España - Naschy y compañía-.
La novela la escribió otro de los clásicos de la época, Juan José Plans, colaborador habitual en las series televisivas de Serrador.