Las editoras y distribuidoras de este país están funcionando bajo mínimos. Ya lo estaban haciendo antes del verano; ahora, con las vacaciones, simplemente no funcionan.

Las tiendas (todas: desde las pequeñas a las grandes) están teniendo muchísimos problemas para abastecerse en plenas rebajas. Es una locura porque están cavando su propia fosa desmotivando y aburriendo al consumidor, pero ellos son así.

En este caso, las tiendas, que siguen abiertas, al pie del cañón y con ganas de vender, tienen tan poca culpa como el cliente que quiere comprar.