Me dedico a la docencia desde hace unos años, y puedo decir que en mi opinión, vista recientemente por segunda vez, Eden Lake es, bajo su superficial apariencia de thriller de supervivencia realista de ritmo narrativo impecable, buena construcción del suspense y brutales fogonazos de violencia, una de las más demoledoras reflexiones (mucho más que las que ofrecen numerosos y pretenciosos productos de cine independiente pretendidamente intelectuales) sobre el papel de la familia (ya sean padres o tutores) en la educación de sus hijos, o más bien, sobre la ausencia de compromiso de algunos padres o tutores en la inculcación de unos mínimos valores de convivencia cívica, y las consecuencias que esta (des)educación tiene en las actitudes y conductas de sus hijos.


En este sentido, considero especialmente escalofriantes los primeros treinta minutos de película (antes de que se desencadene el conflicto central de la historia), dónde los adolescentes que conforman el grupo muestran una serie de conductas desafiantes y una falta de consciencia en las consecuencias que tienen sus actos (el plano que cierra el film, con el chico simplemente preocupado por ver como le sientas las gafas de sol, es absolutamente estremecedor) que resultan de un tremendo realismo para cualquier persona que haya trabajado con chavales de esa edad (ojo, no todos son así, ni siquiera la mayoría) que muestran repito, en algunos casos, unas conductas y actitudes similares a las de los chavales de la película (obviando su transición de sociópatas a psicópatas a partir del minuto 30 de película), consecuencia casi siempre de una absoluta desidia por parte de padres/tutores en la obligación de formar/educar en valores a sus hijos