Larguííííííííísima película sobre los últimos meses del forajido Jesse James, aunque la extraordinaria creación del personaje de Robert Ford que hace Casey Affleck le roba la cartera a Brad Pitt. Tampoco es que fuera muy difícil: Sam Rockwell, con un papel más modesto, también lo hace. Pero ni estas dos actuaciones ni la cuidadísima fotografía salvan un guión que se contenta con hilvanar bonitas escenas que no conducen a ningún sitio.

El tiro de gracia lo da la aparición de Nick Cave a la guitarra. Lamentable.

A mí se me ha hecho eterna.