Hay numerosos mensajes sumamente deslumbrantes, demasiados para reseñarlos en esta crítica, pero me gustaría destacar lo más llamativos a mi juicio. Por un lado, cerca del final del metraje, esa excelsa reflexión por parte del abogado de la primera historia, la ambientada a mediados del siglo XIX, quién respondiendo a su tiránico suegro acerca de la futilidad de acometer pequeñas acciones porque caerán como simples gotas de agua en el oceáno, le recuerda que el océano, está compuesto por miles de esas gotas... Destacando y retratando con gran viveza e intensidad, que el cúmulo de buenas acciones, es lo que marca la diferencia, que si todos ignoramos la injusticia, seguirá prevaleciendo, pero que si muchos decidimos actuar, la misma se superará, como así fue concretamente con el esclavismo.
Por otro lado, como obviar la gran reflexión de que toda acción, tiene consecuencias tanto positivas como negativas. La positiva, es obvia, recurriendo el ejemplo anterior, la concienciación de miles y cientos de miles de personas, permitió que se estableciera y creciera con fuerza un movimiento abolicionista que acabara al fin, con el esclavismo en los Estados Unidos, además de la segregación racial y el racismo.
Pero no todas las consecuencias son positivas, al menos en apariencia y la historia que mejor lo refleja, es precisamente la de 1973. Las acciones de Luisa Rey evitan una masacre, al destaparse la conspiración perpetrada por una compañía petrolífera, con el fin de provocar el estallido de un reactor nuclear, para así desprestigiar dicha obtención de recursos e incentivar un apoyo más decidido a la industria petrolífera ante la amenaza incipiente de esa alternativa energética. En principio, las consecuencias son positivas, se evitó la muerte de inocentes y prevaleció la justicia... Pero curiosamente a la larga, tuvo consecuencias nefastas... Al estimar que la energía nuclear era segura, progresiva y paulatinamente los gobiernos apostaron más decididamente por dicha alternativa en detrimento de energías de carácter fósil como el petroleo. Pero ese apoyo decidido implicó que después de la quinta historia, la que transcurre en el 2144, ya fuera por un fallo en las plantas nucleares o que sus desechos acabaran filtrándose en el manto terrestre (no se especifica la razón exacta), el planeta queda condenado por una contaminación nuclear que afecta a la vida de todos los seres vivos de la tierra, como se aprecia en la última historia, la del 2321, donde la humanidad ha retrocedido tecnológicamente milenios y está condenada a muerte fruto de la contaminación imperante, viviendo los pocos humanos que quedan con vida, en los puntos más elevados del planeta. Sólo unos pocos consiguen mantener operativa cierta tecnología avanzada en su lucha por lograr encontrar un nuevo paraje o destino que les permita huir de su infausto destino.
Y así tenemos como una acción aparentemente positiva, acabó teniendo consciencias fatales, lo que invita a una dura reflexión, ¿qué hubiera sido mejor, una catástrofe puntual y localizada, o una mayor que acabaría condenando a la humanidad siglos después? No siempre las respuestas son fáciles... No siempre todo es negro o blanco...
También cabe destacar cómo se incide en el poder de los discursos. El personaje de Sonmi-451 de 2144, sabe que la operación de la resistencia está condenada al fracaso, que va a morir... Pero aún así, decide colaborar y propagar su discurso. ¿Porqué? Porque la única manera de crear conciencia, es revelar la verdad y como bien indica ella, una vez sea desvelada, siempre habrá alguien que crea en la misma y la respalde, siendo la esperanza para ir creando un calvo de cultivo futuro, donde la humanidad actúe y acometa la correcto. Eso por no olvidar el razonamiento que es mejor vivir intensamente poco tiempo, pero libre y plenamente, que no toda una vida subyugada... Como ejemplifica ella misma, disfrutando al máximo de su efímera libertad...