Investigando un poquito el tema del suicidio en Japón, tenemos delante nuestra un asunto que, en manos de Van Sant, puede resultar una auténtica obra maestra o una de esas lacrimógenas y empalagosas a más no poder. Preferiría que fuera más pegada a los hechos, más real y contuviera menos moralina, que es el peligro que corre (venga, no nos suicidemos, y todos happy, y montemos una fiesta ).
Por cierto, en Massachusetts están ahora (han empezado esta semana) y prevén para septiembre, trasladarse a Japón.