Tema: El buen patrón (Fernando León de Aranoa, 2021)

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Básculas Blanco, una empresa de producción de balanzas industriales en una ciudad de provincias, aguarda la visita de una comisión de la que depende la obtención de un premio local a la Excelencia Empresarial: las cosas deben ser perfectas para ese momento. Sin embargo, todo parece confabularse en contra. En el poco tiempo del que dispone, Blanco (Bardem) intenta devolver a su empresa el equilibrio perdido: trata de resolver los problemas de sus empleados, cruzando para ello todas las líneas imaginables.






















Estreno hoy 15 de octubre.

Su compositora, Zeltia Montes, firma la que para mí ya es una de la bandas sonoras del año. De acuerdo con Conrado aquí.


Esta es una banda sonora con apariencia de servir a la comedia y generar empatía alrededor del carismático protagonista, que es quien la aporta. Funciona así incluso cuando el personaje comienza a mostrar su verdadero rostro, el que hay tras su sonrisa y sus apariencias, y la música se revela como la del engaño, el cinismo y también la maldad. Gira en derredor de un retentivo tema principal que funciona como el aura del personaje, que expande a su alrededor no solo a los demás personajes sino también a la audiencia. Sus acciones, incluso cuando ya son viles e inmorales y generan daño, se desdramatizan porque su música es lo suficientemente poderosa (y sibilina) como para mantener con traquilidad el engaño y seguir haciéndole atractivo y empático, pero sobre todo por lo pegada e imbricada que está con la estupenda interpretación de Javier Bardem, su propietario, hasta el punto que con la música el personaje se entiende mejor y con el personaje la música también se entiende mejor: es música de comedia, sí. Hasta que deja de serlo.

Hay dos momentos de quiebro marcados por la música: en uno, relacionado con un conflicto en la fábrica, surge una música morriconiana, contundente y seria, que de alguna manera referencia algunos de los trabajos del compositor para el cine de conflictos obreros y sociales de Elio Petri, Bertolucci u otros. Esta música no es diferente, es una transformación muy dramatizada del tema principal, indicando así que el cómico, el charlatán, el vendedor, tiene una parte nada divertida. En el otro momento no hay música de Zeltia Montes sino de Prokofiev, aprovechando una escena de representación de ballet con su música que se extiende a otras escenas donde el protagonista ejecuta -a lo Vito Corleone- su inmisericorde poder: muestra, como en la película de Coppola, su absoluta indiferencia ante el mal que ocasiona, un acierto del director que no habría conseguido, por demasiado obvio, de haber empleado aquí nuevamente el tema principal.

Tras estos puntos de inflexión la música cambia de formas sin cambiar su rostro, y lo hace precisamente gracias a esas inflexiones: ahora es una música cínica, malvada, despreciativa y canalla, exactamente como lo es su propietario, llegando en el final, en créditos iniciales, a su estadio más perverso. La totalidad de la música es del personaje, y además toda ella es exterior a él y es expansiva, pues no está para explicar sus sentimientos sino para proyectarle hacia fuera. La música es parte del personaje, y este queda completado con ella. Zeltia Montes es el otro rostro del personaje genialmente interpretado por Javier Bardem, en lo aparentemente bueno y en lo evidentemente malo. Todo ello, con un arco dramático y un desarrollo de principio a fin ejemplar.

Teniendo en cuenta que la mayor parte del cine social de León de Aranoa parece a veces comedia por lo sesgado de los planteamientos, quizás es un acierto que haga algo que directamente es una comedia. Aunque conociéndole un poco, temo que eso será más el tráiler que otra cosa, y que en realidad la película contendrá sus ciertas dosis de solemnidad y de enseñanza sobre cómo funciona el mundo. Me gusta la caracterización de Javier Bardem, eso sí.

Tuve un jefe así. Era paternalista y protector. Casi un alcalde privado de su barrio y en su empresa, pues contrataba a sus amigos, vecinos y conocidos. Estaba por encima del bien y del mal.

La película es una imprecisión en sí. Crees que te cuenta un problema y realmente te los va solucionando todos menos lo que no puede solucionar y es que la gente tiene libre albedrío, tiene dos caras y el patrón también. Es una crítica a través de la demostración de hechos.

En definitiva Bardem hace un papel cómodo haciendo de jefe y para mi hace de mayor pero de muy mayor. Puede que un Goya sí pero desde luego la película no me gusta más que Madres Paralelas. Además es a veces rara con ese humor de monólogos raros que hace gracia inversa.

Como bien indica Rub, y tras haber visto la película esta mañana, efectivamente creo que ahí está la clave del film, que todo el mundo tiene dos caras, tal como se indica varias veces en la película y desde ese punto creo que se sustenta toda la historia, con grandes ejemplos, como esa escena donde

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el patrón da unos auriculares al guardia de seguridad para que se proteja los oídos

Por otro lado, grandísimo reparto: Bardem, Solo, Bugallo, Almarcha, Albizu... y una casi debutante Almudena Amor y una labor de dirección de León de Aranoa sencilla que deja hacer a los intérpretes, pero que que tiene algún momento de cámara creo que muy logrado, como cuando, ante

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los problemas el patrón se para en la fábrica y la cámara que ha ido por delante de él enfocándole, sigue su camino y vemos al personaje cada vez más pequeño.

En definitiva, para muy una película muy notable y que me ha entretenido en todo momento.

Por otro lado, coincido también con Rub en que, hubiera preferido ver las Madres paralelas de Almodóvar como seleccionadas para el Oscar.

Saludos

Madres Paralelas es mucho más entretenida, intrigante, a nivel técnico es espectacular. A mi El Buen Patrón me ha dejado bastante tibio, la película se centra en el personajazo que se marca Javier Bardem, un guión que da mucho juego, pero luego a nivel visual no destaca en nada y el desarrollo es demasiado pausado.