OFF SITGES 2024
En paralelo a la homérica actividad como espectadores del Festival de Sitges de este año de dos prestigiosos asiduos de este hilo (uno de ellos su alado creador), me he visto estos días, en la comodidad del salón de mi casa, de manera no premeditada, un tanto casual, una retahíla de películas que podrían perfectamente formar parte de una selección de Sitges (e incluso creo que alguna lo ha hecho en algún momento). Las comento brevísimamente por orden cronológico.
El gato negro (Gatto nero, 1981), de Lucio Fulci
Como por estos andurriales circula más de un fulciano militante, no me atrevo a ser muy duro con esta enésima adaptación libérrima del relato de Edgar Allan Poe. Lo mejor que se puede decir de ella es que no obliga a cerrar los ojos en ningún momento (aunque eso, seguramente, figurará en el debe del film para los fulcianos); lo peor, que me parece una aproximación intrascendente al universo poeano. Una ambientación correcta, aunque eso de oír a los personajes, se supone que británicos, hablando en italiano siempre tiene algo de marciano, más cuando el protagonista es ni más ni menos que Patrick Magee. Un Fulci, en cierto modo, para todos los públicos, lo cual supongo que quiere decir un Fulci menor.
El péndulo de la muerte (The Pit and the Pendulum, 1991), de Stuart Gordon
Y seguimos, cómo no, con Poe, cajón sin fondo de donde sacar argumentos para el cine de terror, aunque a menudo sea a base de acudir ad nauseam a los mismos relatos. Aquí, a pesar de mantenerse la referencia original a Toledo y la Inquisición, la acción no transcurre en vísperas de la entrada de las tropas napoleónicas del general Lasalle, sino en pleno reinado del terror del perverso Torquemada (recientemente invocado por altas instancias políticas), interpretado con convicción por Lance Henriksen. Gordon no cae en lo extravagante de algunas de sus propuestas más bizarras, sino que se mueve en un terreno casi más cercano a un cierto cine de aventuras siniestro que al terror . Para ello, el guion se sirve del panadero Antonio (Jonathan Fuller) y su mujer María (Rona de Ricci), arbitrariamente detenidos y amenazados de muerte, debido a la atracción libidinosa que siente el dominico por María.
A destacar la presencia de Mark Margolis como el verdugo.
El exorcismo de Eastfield (Godless: The Eastfield Exorcism, 2023), de Nick Kozakis
Aproximación australiana, que se pretende realista (aparecen los típicos rótulos indicando que se basa en hechos reales), al género de exorcismos. Aquí no aparece ni Pazuzu ni ningún otro de sus compañeros de diabluras. Lo realmente diabólico es más bien la cerrazón, el fanatismo, el enfermizo puritanismo extremo de una secta cristiana, en cuyas garras, en especial en las de su infame líder (Tim Pocock), cae una pobre joven con problemas mentales (Georgia Eyers). Y lo peor es que el torturante proceso de exorcismo se lleva a cabo con la aquiescencia del marido (Dan Ewig). Como suele pasar a menudo dentro del género, es más terrorífica cuanto más realista parece.
Con la marea (The King Tide, 2023), de Christian Sparkes
De Australia a Canadá. Atractivo film fantástico, más que terrorífico, del para mí desconocido Christian Sparkes. La película, a diferencia de lo que suele pasar en el género, va de menos a más, consiguiendo un final ciertamente impactante y perturbador. En una isla alejado en todos los sentidos del continente, encuentran una niña en el agua, después de una tempestad. El alcalde y su mujer, que acaba de sufrir un aborto natural, se ocupan de ella. La niña crece en un ambiente de sumo aislamiento, en parte propiciado por sus propios poderes: en su presencia, los habitantes de la isla curan sus heridas y sanan sus males sin intervención médica. Pero esa seguridad basada en lo excepcional de la niña tiene sus limitaciones y sus efectos secundarios, que llegarán al extremo en la fase final, cuando una mujer policía y una asistenta social lleguen a la isla para investigar supuestos abusos a una menor (lo que recuerde vagamente el arranque de The Wicker Man). Sin duda, a pesar de sus debilidades (en especial una horrenda banda sonora), la propuesta más atractiva del programa que comento.
Los vigilantes (The Watchers, 2024), de Ishana [Night] Shyamalan
¿De tal palo tal astilla? Quizá este podría ser un buen ejemplo, porque el debut de la hija del ínclito M. Night Shyamalan me ha recordado enormemente el cine de su padre, del que, como ya he comentado más de una vez, no soy precisamente un admirador. Todo en la película me parece sumamente artificioso, previsible y falto de interés, no pudiendo salvar ni siquiera la interpretación de Dakota Fanning. Como me consta que tiene sus admiradores entre los frecuentadores de este hilo, no me alargo. Para mí, una lamentable pérdida de tiempo.
El misterio de Salem’s Lot (Salem’s Lot, 2024), de Gary Dauberman
Como nuestro querido Alcaudón tiene una especial querencia por comentar las adaptaciones a la pantalla de las obras de Stephen King, seré muy breve, seguro que ya nos abrumará en el futuro con alguno de sus enciclopédicos comentarios. En mi caso no siento esa especie de fascinación adolescente que sé que tienen muchos de los aficionados al género por una anterior adaptación de la misma novela para la televisión en dos episodios: Salem’s Lot (1979), con el televisivo David Soul en el papel del escritor Ben Mears (en la nueva versión interpretado por Lewis Pullman, hijo de Bill), el gran James Mason como el acólito del vampiro y otros veteranos como Lew Ayres, George Dzundza o Elisha Cook Jr. Versión, por cierto, que no he visto nunca, por lo que no puedo comparar. Sí leí hace eones la novela de King, y siendo entretenida, no me dejó ningún recuerdo especial. En todo caso, esta versión de Dauberman creo que no pasará a la historia del cine, aunque puede distraer durante una tarde si uno no es demasiado exigente.




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No veo el parecido entre ambas más allá de la postura








