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Tema: El callejón de las películas perdidas

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  1. #1
    Senior Member Avatar de cinefilototal
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    Predeterminado Re: El callejón de las películas perdidas

    "Tambores apaches", western que nunca había visto y que gracias al comentario tan positivo del compañero Alcaudón, me he animado a darle un vistazo.

    Ciertamente es un western menor, de serie "C" o mas para abajo... ya que el presupuesto es paupérrimo, no hay ni una sola estrella en el reparto, la precariedad de extras, decorados y demás se notan a la legua. Lo raro es que dieran luz verde a filmarla en technicolor, y eso ya la pone en un plano superior, igual que filmarla en escenarios naturales, le da un tono de filme abierto y realista, con una maravillosa fotografía, que parece que acaba de ser rodada, con esos paisajes desérticos que tanto me gustan a mi, con sus cactus, rocas...

    El pueblucho ese con cuatro casas de adobe, la herrería, la sala de las chicas de vida alegre y la iglesia, llamado Spanish boot, no es desde luego un sitio ideal donde irse a vivir... porque además los habitantes son muy puritanos, racistas y con una buena tendencia al linchamiento, como digo, en ese aspecto los personajes no son muy positivos, ni desde luego se dejan querer, sobre todo ese reverendo que te da una de cal y otra de arena... y tampoco se puede fiar mucho del alcalde-herrero-veterinario, que hace abuso de poder cuando le conviene.

    Pero bueno, lo importante, y eso ya se va mascando en la trama, es ese acoso de los indios mezcaleros, que están sedientos de sangre y hambrientos y parecen desatados. Matando a todo humanos que se encuentran por ahí.

    La parte final es lo mejor de la película: el asedio de los indios a la iglesia del pueblo donde se han encerrados todos los personajes, da un ambiente de terror auténtico, como si en vez de indios fueran a ser invadidos por hombres lobos o vampiros o cualquier otro monstruo... todas esas escenas me gustaron mucho, y cada indio iba de un color, pintado como los antiguos playmobil de los 70... supongo que en la época para dar mucho mas miedo, porque el que iba de pintado todo de rojo, me dió yuyu hasta a mí, en pleno 2025...

    En definitiva, agradable película, bien producida y dirigida, que no pasa de la hora y cuarto y se deja ver en cualquier momento.

  2. #2
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    Predeterminado Re: El callejón de las películas perdidas

    Programa doble dedicado a uno de los mejores actores de la historia del cine, o al menos uno de mis preferidos: James Mason.

    Cautivos del terror (Cry Terror!, 1958), de Andrew L. Stone



    Escrita, dirigida y producida (junto a su esposa Virginia) por Andrew L. Stone, Cry Terror! es, dentro de su sencillez, una película muy estimable, perfectamente adscribible a un cierto cine negro de serie B, muy de los años cincuenta.

    De entrada le saca partido a un reparto cuajado de actores expertos, desde el gran James Mason a Rod Steiger, pasando por secundarios habituales del cine negro, como Neville Brand, Jack Klugman, Kenneth Tobey o Barney Phillips, todos ellos vistos a menudo en la televisión de la época. Pero por encima de los actores, merece la pena destacar a las dos actrices: la malograda Inger Stevens, actriz sueca con un trágico final, en el papel de la señora Molner, esposa de James Mason,



    y una fascinante y temible Angie Dickinson.



    El argumento es de lo más extremo y rocambolesco: un grupo de delincuentes, capitaneados por Steiger, planea extorsionar a una compañía de aviación amenazándola con hacer explotar una bomba en uno de sus aviones en pleno vuelo.



    Para ello se han servido de Jim Molner (Mason), un pardillo que se deja convencer por su antiguo colega del ejército, Paul Hoplin (papel que Steiger interpreta con sombría concentración), para fabricar los explosivos con el engaño de que por medio de ellos, a modo de muestras, conseguirá un trabajo lucrativo.

    Para garantizar que todo salga como tiene planeado el meticuloso Hoplin, raptan al matrimonio Molner y a su pequeña hija. Los separan, de manera que la mujer se ocupará de recoger el dinero (medio millón de dólares) y Molner y la niña quedan bajo vigilancia de los personajes de la Dickinson y Klugman.

    Como no podía ser de otra manera con Neville Brand en el reparto, este encarna un psicópata drogadicto que, a la mínima ocasión, intentará violar a la señora Molner.



    Por su parte, Hoplin se plantea toda la operación como un juego de astucia con el FBI, lo que da lugar al clásico procedural, en que los agentes de Hoover han de trabajar contra reloj para localizar a los Molner, sirviéndose de todos sus recursos.

    Stone hace uso de numerosos primeros planos (incluso algunos primerísimos planos), con lo que parece plegarse a la tendencia televisiva de la época. Al mismo tiempo, dota a la película de un buen ritmo, con abundantes secuencias rodadas en exteriores (en especial, un recorrido en coche de Joan Molner por las atestadas vías neoyorquinas con el tiempo justo para evitar que maten a su marido y a su hija), acumulando un gran número de acontecimientos en su hora y media de duración, para acabar con una tensa persecución en los túneles del metro de Nueva York. Vale la pena su visionado.

    Llamada para un muerto (The Deadly Affair, 1967), de Sidney Lumet)



    Se trata de una de las producciones británicas rodadas por Lumet, como la anterior The Hill y la posterior The Offence, ambas con Sean Connery, para mí superiores a esta. Adapta la primera novela de John Le Carré, “Call for the Dead” (1961), en la que debuta el personaje de George Smiley, aunque para la ocasión pasa a llamarse Charles Dobbs. El guion es de Paul Dehn, responsable poco tiempo antes del de The Spy Who Came in from the Cold, film de Martin Ritt, en el que aparecía Smiley por primera vez en la pantalla, encarnado por Rupert Davies.

    Dobbs, un gris funcionario del MI5 (como solían serlo los espías de Le Carré o de Greene, fueran del MI5 o del MI6) interpretado por James Mason con la sobriedad habitual, se ve forzado a investigar una trama de espionaje a partir del momento en que un miembro del Foreign Office es delatado como comunista, lo cual conlleva su aparente suicidio.

    Acompañado de un policía retirado, Mendel (Harry Andrews),



    sigue las confusas pistas que arrancan de la viuda del muerto (interpretada con aplomo por Simone Signoret) y acaban apuntando a un personaje inesperado (para Dobbs, aunque el espectador sospecha el desenlace desde mucho antes del final).



    En paralelo, Dobbs vive una crisis matrimonial, porque su esposa, Ann (la bergmaniana Harriett Andersson), mucho más joven que él, mantiene un afer amoroso con Dieter Frey (Maximilian Schell), un viejo amigo que colaboró con Dobbs durante la guerra.



    Más que la trama, algo confusa como mandan los cánones del cine de espías, muy alejada del estilo Bond, destaca la magnífica fotografía de Freddie Young, concebida mediante un tratamiento denominado “colorless color” que dota al film de un tono marronoso, oscuro, sucio, muy adecuado a la narración.

    En el capítulo negativo, hay que destacar que la pareja Andersson-Mason carece de toda química y resulta de lo más inverosímil. Además, la banda sonora, firmada por Quincy Jones, es de lo más inadecuada, incluida la reiteración de un meloso tema de bossa nova a cargo de Astrud Gilberto, que suena completamente fuera de lugar en el grisáceo ambiente londinense (no sé si se incluye con la intención de buscar el contraste o porque algo en el texto de Le Carré sugiere su uso, aunque lo dudo).



    Un buen ejemplo de que el cine de espías de los 60 era algo más que las coloristas aventuras pulp de James Bond.

  3. #3
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    Predeterminado Re: El callejón de las películas perdidas

    Excelentes aportes.

    A mí también me gustaba mucho Inger Stevens. La recuerdo de un (pequeño) clásico de la CF como es THE WORLD, THE FLESH AND THE DEVIL (1959), de Ranald MacDougall, otro guionista reciclado en director. La editó en su momento (2010) L'Atelier 13 Pictures dentro de su famosa colección "Lo mejor y lo peor del cine de ciencia ficción" (LA 056).


  4. #4
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    Predeterminado Re: El callejón de las películas perdidas

    Mudar de vida (Mudar de vida, 1966), de Paulo Rocha



    A pesar de la proximidad geográfica y cultura, tengo la impresión de que, en general, el cine portugués es un gran desconocido para nosotros, lo que comporta que suela estar ausente de este foro. Reconozco que, salvo algún film de Manoel de Oliveira, poco más he visto de cine portugués.

    Precisamente, Paulo Rocha es el director de uno de esos escasos ejemplos. Hace cosa de un año vi Os verdes anos, film de 1963, que me pareció notable. Esa buena impresión la confirma este Mudar de vida. Como aquel, rodado en un bello blanco y negro, el film nos cuenta el retorno a su aldea junto al mar de Adelino, que ha estado unos años en Angola.



    A su vuelta se encuentra con que su antigua novia, Júlia (Maria Barroso), se ha casado con su hermano y tiene dos hijos.



    Adelino, que arrastra una dolencia física como resultado de la vida en el ejército en África, no encuentro su sitio. Ya no tiene fuerza física para participar en las labores de pesca con las traineras.



    Además, no supera el verse sustituido por su hermano en la relación con Júlia. Para acabar de redondear un panorama desolador, el mar está avanzando cada vez más, hasta el punto de poner en peligro las pocas casuchas que sobreviven en el litoral, poco más que unas barracas.

    En la parte final de la película, en paralelo a una enfermedad que parece mortal de Júlia, justo cuando su marido había conseguido una casa en el pueblo, Adelino entabla relación con Albertina, una mujer de carácter, que quiere ser libre y piensa en dejar la zona y emigrar, quizá, dice, a París. A pesar de que parece que se consolida el vínculo, el film termina sin que tengamos claro que la pareja vaya a seguir junta en el futuro.



    Un film melancólico, con un cierto aire documental a la hora de reflejar el paisaje, el paisanaje (la fiesta de San Juan, los bailes y las canciones, casi un estudio etnográfico) o las labores de pesca, servido con un bello trabajo fotográfico. Inevitable, en algunos momentos, recordar La terra trema de Visconti.
    Última edición por mad dog earle; 30/06/2025 a las 22:14

  5. #5
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    Predeterminado Re: El callejón de las películas perdidas

    Las pocas pelis de Rocha que he visto son, como tú dices, melancólicas, pero tienen mucha poesía. O rio do ouro no la recuerdo bien pero la recuerdo muy hermosa.

  6. #6
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    Predeterminado Re: El callejón de las películas perdidas

    El angel de la calle (Street Angel, 1928), de Frank Borzage



    Creo que ya hemos comentado más de una vez que Frank Borzage merecería una revisión a fondo de su filmografía, aunque es algo difícil de realizar, teniendo en cuenta que en imdb se documentan 107 referencias como director, que abarcan más de cuarenta años de carrera, desde mediados de la segunda década del siglo XX hasta finales de los 50.

    Street Angel es una muestra más de que estamos ante un director digno de figurar entre los grandes. Cuenta con la estupenda pareja que forman Janet Gaynor y Charles Farrell, el mismo tándem que protagoniza otros films de Borzage para enmarcar, como 7th Heaven o Lucky Star. Como estas, Street Angel es también un melodrama “bigger than life”, un film que, partiendo de una base argumental que podría decantarse hacia el naturalismo, lleva la trama romántica hasta cotas que rozan lo sublime.

    El film nos sitúa en los barrios pobres de Nápoles, mediante unos espectaculares trávellings que sacan el máximo partido de unos espléndidos decorados. Allí vive Angela (la Gaynor), que para pagar los medicamentos que necesita su madre enferma intenta, de manera torpe, vender su cuerpo, para acabar, visto su escaso éxito, hurtando un poco de dinero, con tan mala fortuna que choca con los carabineros. Detenida, juzgada y confinada en un reformatorio para mujeres de “mala vida”, consigue escaparse, pero para descubrir que, mientras tanto, su madre ha muerto. Huye de la ciudad escondida entre la gente de un circo, gracias a la bondad de su director, Masetto (Henry Armetta).



    Al cabo de un tiempo, Angela conoce a un pintor, Gino (Farrell), que la retrata en un bello cuadro.





    Intentan iniciar una vida como pareja en la ciudad, pero su pasado regresa en forma de carabinero con memoria. El mismo día en que Gino ha sido contratado para pintar un mural en el Teatro San Carlo, y en que le pide a Angela que se casen, el policía la obliga a volver a la prisión. Incapaz de confesar la verdad a Gino, Angela lo abandona, lo que provocará el hundimiento anímico y profesional del pintor.

    Cumplida la condena, Angela se da de bruces con Gino en la oscura y brumosa noche napolitana. Huyendo de su furiosa reacción, Angela entra en una iglesia, donde al pie del altar Gino está a punto de estrangularla. Pero al elevar la vista hacia arriba, se dan cuenta de que el altar está presidido por la bella imagen de una santa… en realidad, el retrato de Angela, que un avispado marchante ha manipulado para conferirle el aspecto de un cuadro de la “vieja escuela”.





    Así, la pareja experimenta una suerte de transfiguración que los reconcilia: a los ojos de Gino, esa Angela pecadora se convierte de nuevo en un “ángel de la calle”. Bellísimo final, que roza lo milagroso sin necesidad de apelar a lo sobrenatural.

  7. #7
    Senior Member Avatar de Alcaudón
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    Predeterminado Re: El callejón de las películas perdidas

    Grande entre los grandes, Frank Borzage.

    Y también de los menos (re)conocidos.

    Y como bien dices con una ingente producción, aunque muchas de sus cintas mudas, como las de otras maestros, se dan por perdidas.

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