Los papeles se los lleva el viento o no. La lluvia o una simple helada van a hacer que se queden sobre el terreno. Aparte de que se encontraron, creo, entre la maleza.
Pero vamos, que todo eso es anecdótico frente a la confesión de Ricart, que canta la traviatta y da detalles que solo podía conocer el asesino. Luego, que diese datos falsos como el lugar exacto donde ocurrieron los hechos o el más que probable tercer asesino... bueno, esas son las verdaderas lagunas en la investigación.
Usar esas posibles incongruencias para pedir la liberación de Ricart (tela lo de Fernando García) en lugar de usarlo para buscar a ese tercer culpable (que casi se intuye quien puede ser) no me entra en la cabeza.
Lo del himbestigador de medio pelo y mentiroso patológico (ese tembleque) ya es de traca. Es increíble que todavía tenga seguidores y sus mentiras hayan sustentado una conspiranoia tan delirante.
Me quedo con los dos últimos capítulos donde se ven las verdaderas razones de este circo y con la posición de la madre de una de las chicas, muy sensata frente a la postura de Fernando García, al que no me atrevo a calificar.




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