La película es dogmática a más no poder. Incluso en el remoto caso de que algo de lo que narra fuese cierto, no pasa por alto que de los cientos de aspectos de la vida y obra de Cervantes en los que Amenábar podía haberse inspirado, ha elegido aquel que siempre está en boga de una ideología determinada por todos conocida y que le ayuda electoralmente hablando. Dicho de otro modo: la película está pensada para ayudar a que el día de las elecciones los españoles voten a alguno de los partidos denominados de izquierdas o extrema izquierda. Presumiblemente, al de mayor peso político. Y lo peor es que eso está pagado con fondos públicos.
Yo me considero un liberal y, como tal, respeto todas las sensibilidades políticas, religiosas, de género y etc. No me interesa lo que cada cual haga con vida. Lo que me cansa es encontrarme por todos lados la misma catequesis woke y liberticida que ya no se creen ni en Corea del Norte.




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