Pero fíjate que toda frase tiene su punto crítico, sus agujeros. Imagínate que la cuestión a debatir fuera a vida o muerte (distinto a discutir conceptos artísticos, volubles, variables, tendenciosos, cuestionables...). En este caso prefiero resolver la cuestión sin debatirla. Al menos salvaría la vida. En el primer caso moriría en el acto aunque fuera con una sonrisa en los labios.
