Estimado señor Neuromante:
La nómina de películas españolas de ficción de los años treinta es relativamente reducida. Puede usted consultarla en el catálogo publicado por Cátedra y Filmoteca Española, bajo la dirección de Juan B. Heinink y Alfonso C. Vallejo. El motivo es el cambio tecnológico producido por la implantación del sonoro y la ausencia de estudios acondicionados hasta 1932. A partir de 1936, porque la mayoría de la producción es cine de propaganda bélica, limitándose la producción de ficción a algunos títulos rodados en Barcelona por trabajadores de los sindicatos de espectáculos. Quedan, cómo no, las películas rodadas en Alemania -Carmen la de Triana, La canción de Aixa...- o en Italia -Frente de Madrid, Los hijos de la noche...-, pero no hay ediciones en DVD, acaso por un problema de derechos. O simple desidia, no sé.
Por otro lado, cuenta usted con la inmensa ventaja de que apenas nada de lo que ha sobrevivido se ha editado en DVD. Por supuesto, los tres títulos de Buñuel de este periodo desbordan todo encuadramiento. En otro sitios intenté dejar constancia sobre las ediciones de Filmófono y Cifesa, las dos principales productoras del periodo.
Es una pena que no esté a la altura la posibilidad de acceder a la producción de Atlantic Films -para la que Perojo rodó Crisis mundial, Neville, La señorita de Trevélez y Santugini, Una mujer en peligro- o las patrocinadas por Saturnino Ulargui, entre las que se encontraban El malvado Carabel, de nuevo por Neville, y María de la O, por Francisco Elías. De los primeros treinta, probablemente la producción más coherente sea la dirigida por Benito Perojo, sobre el que tiene usted un excelente estudio de Román Gubern. Florián Rey, por su vinculación con Cifesa, está mejor atendido en el vídeo doméstico.
En la colección "Filmoteca Española" de Divisa hay un título imprescindible -si gusta usted de los dramas rurales con influencia soviética- La aldea maldita, de Florián Rey. El misterio de la Puerta del Sol, de Francisco Elías, merece la pena, aunque sólo sea por ser la primera película sonora de largometraje rodada y producida en España. Fue realizada mediante el sistema de sonido Phonofilm, del que ya les hablaré otro día. De las virtudes y calidades de La dolorosa, de Grémillon, levanté acta aquí.
Existe un documental sobre la apasionante vida y obra de Eduardo García Maroto -Memorias de un peliculero (Luis Mamerto López-Tapia y Javier L. Caballero, 2005)- en el que se pueden ver, si no completas, sí fragmentos de la trilogía de parodias que realizó con la complicidad de Miguel Mihura: Una de fieras, Una de miedo e Y ahora... una de ladrones.
Y luego hay películas desaparecidas, títulos inaccesibles, cosas que se pueden ver en algún pase filmotequero o que Televisión Española programó en aquellos ciclos que dirigieron Diego Galán y Fernando Méndez Leite (hijo) en los años ochenta. A uno le encantaría poder ver alguna vez las películas que rodaron juntos Lepe y Alady o los "Celuloides cómicos" que Jardiel rodó durante la Guerra Civil o los documentales de carlos Velo y Fernando Mantilla o...
Con los cuarenta nos ponemos otro día, si les place, porque ahí, ya, hay bastante más tela que cortar.
su seguro servidor, don venerando




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