Al Madrid le ganan por la mano
Punto 1: El Real Madrid juega su primer partido de cuartos de final de la Liga de Campeones siete años después de haber alcanzado ese peldaño. Desde aquel Real Madrid 4 Mónaco 2, antesala del descalabro del equipo que entonces dirigía Carlos Queiroz en el Principado, jamás había llegado a estas alturas de una competición de la que sigue siendo rey, porque el siguiente en el escalafón es el Milan y tiene dos Copas de Europa menos. De los demás, mejor no hablar, están a años luz. A ese ritmo, el Madrid podría estar 40 años sin ganar la orejuda, que sólo le alcanzarían los rossoneri. Pero la intención es ir a por la décima, y el objetivo sigue a tiro. Es una evidencia para todos, incluso para los que afirman que con Pellegrini este Madrid tenía más puntos en la Liga. Es correcto. Pero también le había metido cuatro el Alcorcón y le había echado el Lyón en octavos de la Champions. Los exámenes en matemáticas no deben ser parciales.
Punto 2. Tampoco deben ser parciales las decisiones de los árbitros. Pero en España sigue vivo un régimen que vive de chupar de la leyenda del Madrid y del franquismo para actuar con el mismo antifaz que el de los golfos apandadores. Causa estupor el silencio alrededor del doble golpe a la legalidad en el fútbol perpetrado en la pasada jornada. No pasa nada por reconocerlo todo. En el Madrid se tiene claro que el Barcelona acostumbra a jugar mejor y que el equipo azulgrana estuvo mucho más acertado el sábado frente al Villarreal que el equipo blanco ante el Sporting. Y se reconoce. Pero en la franja de los siervos del actual régimen de las cuatro barras de Artur Mas, que son cinco cuando Rosell hace pronósticos para la final de Copa, nadie admite que el líder ganó con un gol en el que Piqué se ayudó con la mano y que al Madrid le anularon el posible 1-0 en el minuto 2 por un balón que presuntamente salió fuera y que nadie, savo el juez de línea, ha acertado a ver.
O que fue perjudicado cuando el sportinguista Lora se apuntó al partido de basket del próximo jueves decisivo para el acceso a la final four y le pegó un manotazo al balón dentro del área y a medio metro del juez que decidió seguir adelante en su carrera y no verse cerca del descenso o de la nevera. Mourinho sigue estupefacto. Vive en un país en el que se aplauden las infracciones. De acuerdo, el Barça puede ser Mónica Bellucci y el Madrid, el ama de llaves de Rebeca. Pero si es la guapa Mónica la que se salta una señal de tráfico, habría que multarla. ¿O no?.
Punto 3. Los árbitros ponen a cada uno en su sitio. Parecen decididos a ayudar a aquel, que ciertamente, juega mejor. Es como dar dinero y ayudar al que no lo necesita, porque va sobrado. Por cierto, el Madrid sigue vivo en dos torneos. Le toca medirse al Tottenham y para llegar hasta aquí ha hecho unos cuantos buenos partidos frente a Milan, Ajax o Lyón. Sí, nota cuando le falta Xabi Alonso y debe fichar a un centrocampista. Pero si ante el Sporting hubieran jugado Marcelo, Cristiano y Benzema quizás no habría cantado la Traviata. Incluso con la pareja imposible Lass-Khedira. Hay que hablar de fútbol. Pero de todo.