Reflexionando un poco la cuestión del cine de Luhrmann (en general) y de esta adaptación de El gran Gatsby, creo reside en que, según cierta gente, todo ese oropel y esa parafernalia (como dije en el anterior post), que por sí mismas son fantásticas y muchas veces, crean escenas o momentos extraordinarios, por sorprendente, muchos de ellos, restan valor al conjunto dramático del tema.
De ahí mi apunte, como también he visto en alguna que otra crítica, a que toda esa "festividad" "roba plano" a los vitales momentos más dramáticos. Y que es aquí donde flaquea el guión.
También todo el mundo (o casi, claro) destaca a DiCaprio por su trabajo, pero critica a Mulligan, no por el suyo (que lo hace bien) sino porque no se le diera más cancha en el texto.
Mi conclusión (subjetiva, por supuesto) es que, a estas alturas, Luhrmann no va a cambiar, e imagino, que en esa propuesta de "fuegos artificiales" que aparentemente nos regala, hay cierta enjundia dramática que hay que aprender a descifrar y disfrutar de la forma en que el australiano quiere que lo hagamos. Tal vez sea como decía el dicho de: "No está hecho para todos los paladares".![]()




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