¡Me encanta el de la Viuda Negra!
Agarrándome a tu invitación, voy a poner aquí de vez en cuando alguno de los originales que he conseguido en los últimos meses (reconozco que no lo he hecho antes porque, bueno, digamos que son un un poco o muy "antiguos" para lo que se ve por aquí y no sé hasta qué punto os pueden gustar) y, puesto que la dichosa crisis me va a dejar mucho tiempo sin comprar ninguno, también pondré alguno de los que compré hace tiempo que tenga un valor especial para mí. De los últimos que he comprado, éste de Jijé es quizás mi preferido, pues Jijé (Joseph Gillain) es uno de mis dibujantes favoritos y nunca pensé que fuera a tener nada de él. La editorial Dupuis publicó, en uno de los tomos de Tout Jijé, un texto de René Goscinny sobre él, del que os transcribo debajo de las imágenes algunos pasajes de su vida conjunta en Nueva York (no sé si se ha publicado en castellano, de ahí que la traducción sea mía) que quizás os hagan pasar un buen rato.
Lamento que tengáis que pulsar en las imágenes para verlas mejor, pero me temo que me queda mucho que aprender todavía sobre esto.
"El desconocimiento que Joseph tenía del inglés era algo extraordinario. Creo que Joseph no era capaz de decir en inglés, ni siquiera por gestos, dos y uno. Se habría equivocado al contar con los dedos. Por otra parte, eso no le parecía importante; se entendía muy bien con sus vecinos, allí tenía muchos amigos, era muy querido y hablaba con una especie de sabir (dialecto, mezcla de español, italiano y francés, hablado en el norte de África), con algunos gestos y carcajadas, y los otros le respondían de la misma manera. Y como yo comprendía las dos lenguas, o al menos lo que ocurría (o de lo que se hablaba), me daba cuenta de que mantenían dos conversaciones paralelas, que no tenían nada que ver la una con la otra. Pero como todo el mundo parecía realmente contento, prefería no traducir y dejarlos con sus ilusiones. Todo el mundo estaba absolutamente encantado hablando de otra cosa distinta. Por lo demás, en mi opinión, Joseph pasó varios años allí (en Nueva York) hablando de otra cosa distinta."
"El choque de temperamentos entre él y Morris (creador de Lucky Luke) era de aúpa. Morris, por ejemplo, le explicaba que no podíamos poner en tela de juicio la medicina moderna, con la penicilina y todo lo demás, y Joseph le decía: "Todo eso no es más que superstición". Él, Joseph, pretendía que el sistema de los curanderos mexicanos, con el sapo colocado sobre el vientre las noches de luna llena, era tan eficaz como la penicilina. En todo caso, no era más peligroso, eso es indiscutible."
"Antes de regresar a Europa, se vino a vivir un tiempo a mi misma calle. Había descubierto que tenía ratones en su habitación, y para que no royesen sus zapatos o sus ropas, había comprado panceta y queso y los había colocado en un rincón de la sala pensando: "Mientras que tengan eso de comer, no se comerán ninguna otra cosa". Aquello se transformó en el Bus Palladium de los ratones de Nueva York. Venían allí desde todos los barrios. Se dice que incluso había ratones negros llegados desde Harlem."
"En Nueva York, Joseph estaba en contra de los timbres y otras zarandajas de la vida de ciudad. Cuando venía a buscarme, se ponía en mitad de la calle, (yo vivía en la cuarta planta) y comenzaba a aullar: "¡RENÉÉÉ!" En consecuencia, todas las ventanas de la calle se abrían y se asomaban cabezas. La única que no se asomaba, ésa era la mía porque yo sentía vergüenza. Cuando no veía mi cabeza, significaba que yo estaba allí."
Espero que alguna de estas anécdotas os haya gustado; si no, tampoco pasa nada, obviamente. Como podéis imaginar, el texto es mucho más largo y el retrato de Jijé que se desprende es el de una persona más parecida al Peter Sellers de "El guateque" que al gran dibujante que uno se imagina pasando horas y horas sentado a la mesa de trabajo. Aunque quizás él no se veía alguien tan importante: en una entrevista le preguntaron cómo se sentía siendo el maestro de Giraud, Hermann y otros jóvenes talentos más, a lo que respondió que él trabajó con ellos cuando comenzaban, pero que no tuvo que enseñarles nada.