Anoche tuve el placer de descubrir este clásico. Por algún motivo consideraba esta película una obra muy menor que no había que tomarse en serio. Y nada más lejos de la realidad. Me encontré un film atrevido por su sutileza, muy cuidado, casi poético, una obra en la que nada se muestra pero todo se sabe.

Clint Eastwood, además de dirigir de manera muy sobria, borda un papel hecho a su medida, el del misterioso predicador del que nada se sabe ni es necesario saber, de pasado y futuro desconocido, un jinete sin rumbo, un ángel caido del cielo con un mensaje que transmitir y una conciencia que limpiar, frio pero romántico, fugitivo pero honrado.

Todo acompañado por una fotografía y una banda sonora hipnóticas que le dan a la película el ritmo que pretende tener, lento, para subrayar la importancia de cada gesto, de cada mirada.

En mi opinión, un film que poco tiene que envidiar a las grandes obras de Eastwood, muy bien trabajado en todos los ámbitos, mezclando géneros de forma muy justificada, apoyada en un guión fuerte pero abierto, en el que se nos permite pensar y sacar nuestras propias conclusiones, quizás algo que no sería muy bien recibido hoy en día en las grandes salas...

Qué placer ésto de redescubrir buenas películas, aunque sea a estas alturas.

Un saludo.