Vista hoy como cierre de la fiesta del cine. Me ha gustado mucho. Me esperaba que la producción fuera más flojita y la recreación de la prisión de las SS no estuviera a la altura, pero nada más lejos de la realidad. Han aprovechado sus recursos a la perfección para que nos metamos dentro del drama angustioso que se nos narra.
Evidentemente la historia no te lleva por ningún camino que no hayas recorrido pero quieres que te la cuenten y te metes en la piel del protagonista con gran facilidad.
Y es precisamente el papel de Diego Padilla lo más original de la historia, ya que se trata de un ajedrecista apolítico e imparcial en el trato con los demás en una época de ideologías radicalmente enfrentadas.
Lo defiende maravillosamente Marc Clotet, acompañado de un reparto bastante cumplidor. A destacar Stefan Weinert, encarnando al hierático, y magníficamente estudiado por el guionista, coronel Maier con el que comparte las escenas más rotundas del film.
La dirección, así como toda la estructura de la película, es bastante clásica. Cosa que también se agradece.
Una lástima que vaya a pasar sin pena ni gloria por las salas de cine, ya que es una de esas pelis que se quedan en el recuerdo.




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