La he visto esta mañana y me ha parecido una bonita película. Está narrada dentro de los cánones más clásicos, de manera que la proyección no alberga sorpresas.
Tampoco considero que sea un 'peliculón', ni que ofrezca un ápice de originalidad a su género.
Se trata pues de una producción mesurada y sobria, que ofrece dos horas de mero entretenimiento.
Resaltar que Thomas Newman aporta gran parte de la sensibilidad que tiene el film de Mendes, y que los actores cumplen con las espectativas.
Aunque la labor de doblaje del niño protagonista es lastimosa.


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