Pero...¿quién es nadie para alterar un obra ajena? ¿qué superioridad intelectual o moral le otorga potestad a alguien para juzgar, tolerar o prohibir qué deben ver o no ver los demás, que temas deben tratarse y cuáles están prohibidos?...
¿En qué cabeza cabe que un individuo (o un grupo, o un partido político, o una editora...) se siente delante de la obra terminada de otro y decida qué imágenes o qué diálogos va a permitir que se transmitan o no a los demás?
Admitir que alguien decida por mí qué puedo o tengo vetado ver, escuchar, leer, etc, es una sumisión que me resulta inconcebible. Una persona con un cierto respeto hacia la libertad (y estoy hablando de la libertad relativa que se puede disfrutar, no de absolutos metafísicos) no puede transigir con que alguien le imponga (por ley o por hechos consumados) límites al acceso a una obra, no puede aceptar mansamente que le pinten trajes a los desnudos pictóricos, tapen las esculturas, eliminen párrafos de un libro, supriman acordes de una pieza musical, modifiquen letras de canciones o corten planos de una película. Es aberrante.![]()
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