Y esta es la consecuencia clara de lo que viene pasando en esta ciudad. La permisividad de la policía, la tensión reinante y, sobre todo, la impunidad que la ley otorga a quien se dedica a amedrentar, atracar y matar a la gente trabajadora. No quiero que este post se convierta en un nido de comentarios fuera del tiesto, de causas-efectos que no van a ninguna parte. Tan sólo decir que estoy hasta los cojones de la situación de esta ciudad y que, en cuanto pueda, ahueco el ala y no me ven en la puta vida.
Ya estamos hartos, la verdad.