No se puede atentar deliberadamente contra un autor y su opus magnum, tal cual ha ocurrido con Star Wars, con un execrable, torpe y nauseabundo trabajo de demolición y pretender que los incondicionales rían las gracias sin pleitear. No va a ocurrir. Significa demasiado para demasiada gente. Tal cual está ocurriendo aquí. La anécdota de intentar deslegitimar una resistencia y un posicionamiento más que articulado, tratando infructuosamente de focalizar el debate y la discrepancia -incluso la coherente y fundamentada en apreciaciones realmente de calado- en naderías de banderitas, sexismo, representatividades y demás falacias, ya me aburre. Me hacen mucha gracia los eufemismos. Llenar los vacíos como fabulación apriorísticamente execrable y malinterpretación ideológica interesada a un autor ultracatólico, las líneas temporales, el curso de acontecimientos, los personajes involucrados y el legendarium, en definitiva. Un completo. ¿Y aún sorprende la resistencia encarnizada? En principio, todo lo mostrado apunta a que están reinterpretando, reimaginando e inspirándose muy tangencialmente en Tolkien y su legado. Bendita acepción de "toxicidad", porque evidencia abruma, no habrá capitulación.