Tema: ¿El Señor de los Anillos o El Hobbit?.

Yo también tengo la trilogía cinematográfica del Anillo entre mis sagas preferidas. No así la literaria de la que sólo leí La Comunidad y me pareció un ladrillazo (es lo que tiene ser un vago mental eminentemente audiovisual, lo admito). Las tres pelis me llegan, me entretienen y a ratos me fascinan. Pero por más que leo el post #34 de mi estimado BruceTimm (alias "jodido-método-dentix" porque diga lo que diga tiene sentido), como fan del Anillo de Jackson que soy no veo el agravio por ningún lado.

Si a él las películas le parecen una catastrófica adaptación de la obra de Tolkien y cine mediocre en sí mismas, no sé en qué afecta eso a mi percepción de ellas y mi autoestima como cinéfago. Podré tener más o menos conocimientos sobre cine pero de criterio propio voy servido. Si insultas una peli que a mí me gusta, a mí no me insultas. Aunque reconozco que no suelo darme por aludido ni cuando me insultan directamente, y menos en Internet.

Con los años he cambiado bastante en los foros a la hora de escribir (dejé atrás mis años cafres llenos de provocaciones, malos rollos y cintura con los baneos -aisss, qué tiempos- ) pero mi susceptibilidad forera no ha mutado un ápice y continúa siendo cero. Por eso no deja de sorprenderme (y divertirme) cómo sigue saltando la liebre sistemáticamente ante determinadas trivialidades (como poner una peli a caldo).

Y no me malinterpretéis. Con esto no quiero herir la sensibilidad de nadie que interprete que ser susceptible en un foro es síntoma de debilidad o estupidez. De hecho, buscarle tres pies al gato es un pasatiempo universal de nuestra especie desde tiempos inmemoriales y lo que, a simple vista, puede parecer "picarse" bien puede ser realmente "cachondearse" (en estos momentos me asaltan toneladas de deja-vu's que así me lo recuerdan).

En fin, resumiendo... Sólo he escrito este post para declararme fan de los anillos de Jackson y de los posts de BruceTimm, al cual respeto y estimo desde hace años por lo que dice y cómo lo dice.

Larga vida al Fantástico.