Pero Munich tiene el mismo problema. El comando israelí parece lleno de objetores de conciencia, con más trabas morales que una monja viendo Gran Hermano. La eterna historia de los buenos y los malos.
Yo no leí la novela en que se basa la película, pero sí otra sobre el mismo tema. Y te puedo asegurar que los israelíes, después de lo que pasó en Alemania, estaban deseando cepillarse a los culpables sin el menor escrúpulo, cuanto antes mejor. Y, de hecho, los persiguieron por todo el mundo como ratas hasta que acabaron con ellos. Con todos menos con uno, que logró salir ileso del atentado.
Comprendo muy bien a Spielberg, que es judío y, por tanto, parte afectada. Pero ningún servicio secreto está formado por hermanitas de la caridad, y el Mossad menos que ninguno. Una vez más, la doble moral: perseguimos a los asesinos y, en vez de llevarlos ante la justicia, los asesinamos, poniéndonos a su altura. Pero lo sentimos mucho, porque nosotros somos muy buena gente.
Te pongo una referencia de la wikipedia:
Las consecuencias
El 5 de septiembre, la entonces primera ministra de Israel, Golda Meir instaba al resto de naciones a reprobar el bárbaro acto criminal. El ataque fue ampliamente condenado por todo el mundo, incluidos significativos personajes árabes como el rey Hussein I de Jordania.
Las autoridades alemanas encarcelaron a los tres terroristas supervivientes y crearon la unidad antiterrorista GSG9 para dar una respuesta contundente en futuras acciones de rescates de rehenes.
El 9 de septiembre, la fuerza aérea israelí bombardeó como respuesta las bases de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en Siria y Líbano, ataque que fue reprobado por el Consejo de Seguridad de la ONU. Asimismo, una resolución de la ONU de condena de los hechos de Múnich, amparada por los Estados Unidos, fue rechazada.
El 29 de octubre, un avión de Lufthansa fue secuestrado, exigiendo los terroristas la liberación de los tres integrantes de Septiembre Negro presos en cárceles alemanas. Sus reivindicaciones fueron atendidas por las autoridades germanas.
Los hechos acaecidos en Múnich traerían consigo una espiral de violencia por parte de Israel, con el fin de dar caza a los supuestos responsables del acto terrorista. Tras el ataque a la villa olímpica y la posterior liberación de estos tres terroristas, Golda Meir y el Comité de Defensa Israelí dieron órdenes secretas al Mossad de matar, dondequiera que se encontrasen, a los once hombres de Septiembre Negro y del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) que planificaron y organizaron la matanza de los atletas israelíes. Para ello, el servicio secreto israelí creó una unidad encubierta que sería ayudada por las células de información israelíes instaladas en Europa. Esta misión se conocería más tarde como operación Cólera de Dios (o de Mivtzah Za'am Hael en hebreo).
Gracias a la información capturada a la OLP, y a la facilitada por los servicios de inteligencia europeos aliados, el Mossad elaboró una lista de objetivos encabezada por Wael 'Aadel Zwaiter, un miembro sopechoso de pertenecer a Septiembre Negro y que representaba oficialmente a la OLP en Italia, quien sería asesinado el 16 de octubre. La muerte de Zwaiter fue seguida de atentados mediante cartas bomba, que no causaron víctimas mortales, contra representantes de la OLP en Argelia y Libia, contra palestinos en Bonn (Alemania) y Copenhague (Dinamarca), y contra un representante de la Cruz Roja en Estocolmo (Suecia).
El 8 de diciembre, el representante de la OLP en París (Francia), Mohammad Hamshiri fue asesinado mediante una bomba activada por control remoto, la cual estaba instalada debajo de su escritorio. En los tres meses siguientes, cuatro integrantes de la OLP y la FPLP fueron asimismo asesinados en Chipre, Grecia y París.
El 9 de abril de 1973, Israel lanza la operación Primavera de Juventud en Beirut, (Líbano). Los objetivos eran Mohammad Yusuf al-Najjar (Abu Yusuf), Kamal Adwan y Kamal Nasser, todos ellos importantes dirigentes de la OLP. Un grupo de comandos israelíes desembarcó en una desierta playa del Líbano, dirigiéndose posteriormente a Beirut, donde acabaron con la vida de los tres palestinos, cuatro civiles libaneses, tres turistas sirios, un italiano y dejando 29 personas más heridas. A continuación, explotaron el cuartel general del FLPLP en la ciudad y una fábrica de explosivos de Al Fatah.
El 28 de junio de 1973, el argelino Mohammad Boudia, encargado de las operaciones de Septiembre Negro en Europa, fue asesinado mediante un coche bomba en París.
El 21 de julio de 1973, tuvo lugar el conocido como asunto de Lillehammer. Un equipo de agentes del Mossad mató en Lillehammer (Noruega) a Ahmed Bouchiki, un marroquí sin relación alguna con los hechos acaecidos en Múnich, después de que un informador del Mossad le confundiera con Ali Hassan Salameh, integrante de Septiembre Negro. Cinco agentes del servicio secreto israelí, incluyendo dos mujeres, fueron capturados por las autoridades noruegas, siendo juzgados y encarcelados. Posteriormente serían liberados y expulsados a Israel.
El 22 de enero de 1979, el servicio secreto israelí daría finalmente con el paradero de Salameh, asesinándole con un coche bomba.
De aquellos que planearon o ejecutaron la matanza de Múnich, únicamente Mohammed Daoud Oudeh, de quien se dice que fue el que concibió la acción, sigue vivo en Ammán, (Jordania). El 27 de julio de 1981, fue tiroteado en una tienda de Varsovia (Polonia), pero sobrevivió al ataque.