Bonita crítica, Campanilla!!! La película, sobre todo, es un despliegue de facultades interpretativas de un actorazo. Ya pasó con Hanks en Forrest Gump o en Náufrago (aquí se ve mejor dada la soledad del protagonista). Y también pasa con Washington. Tanto en la de la isla como en esta, destaco por buenísima esa invisible transformación, paulatina del personaje. En este caso, de héroe a antihéroe, dejando atrás el puesto de persona normal y volviendo finalmente a él.

Es fenomenal cuando una película te plantea dilemas morales y una serie de preguntas, de ambigua respuesta. En algunas de ellas, desde luego, yo contestaría lo de "habría que verse en su pellejo para ver cómo reaccionaba".

Esa es precisamente la gran virtud que encuentro a este film, y es que no define al personaje de manera clara, sino que vamos viendo distintos matices, aristas de una complejidad personal, profesional e incluso anímica concreta, la del piloto. Son pequeños detalles que nos muestra Zemeckis, pero que nos hace modificar paulatinamente (en mi caso, lo hizo) nuestra opinión sobre el asunto.

Creo que ambas (Náufrago y El vuelo), aunque con circunstancias distintas, ya digo, comparten elementos importantes (personaje principal y único, circunstancia extrema que lo cambian, resistencia al cambio y posterior adaptabilidad...y manejo de la sensibilidad del espectador de manera muy interesante).

Finalizo diciendo que, aunque me pareció descabellado el que nominaran este guión en los Oscar (había ausencias importantes), bien mirado, no resulta tan extraño. Va al grano cuando tiene que ir, y excava en donde tiene que hacerlo.