Salió tan airosa que recibió una recompensa de la Academia en forma de nominación a mejor actriz (la única en su carrera). Es más, las compañeras del reparto de Pinky (la gran Ethel Barrymore, que estaba fantástica en la comentada La escalera de caracol, y la afro-americana Ethel Waters) estuvieron también nominadas, pero en actriz de reparto.
Sin embargo, aquel año, la Crain vio como, por La heredera, Olivia de Havilland se llevaba su segundo Oscar. El de secundaria fue a parar a Mercedes McCambridge, por El político.