Yo no la veo "tan escasamente sexual", y mucho menos si nos ponemos en la perspectiva del catolicismo rancio de los 50. Primero, se sitúa en primer término a lo largo de todo el film el tema de la virginidad... ¡dentro del matrimonio! Escandaloso: recordemos, por ejemplo, cómo amonesta el sacerdote interpretado por Ward Bond a Maureen O'Hara en The Quiet Man por no acostarse con su marido.
Luego, se muestra un varón que sufre por la imposibilidad de consumar el matrimonio, de "conocer" a su esposa. Su desesperación lo lleva incluso al voyerismo, practicando un agujero en la pared (símbolo indisimulado de la penetración). Al menos Norman Bates ya tenía el agujero hecho, no lo veíamos haciéndolo.
Después, el intento de Vacarro de ponerle los cuernos a Archie Lee: adulterio, que en algunos momentos nos hace pensar que quizá acabe en violación. Esas dos secuencias de seducción, en el coche desvencijado y en el columpio, son de alto voltaje. Como lo de mostrarnos a Baby Doll durmiendo en una cuna mientras se chupa el pulgar (imagen icónica del film que, como ya comenté, creo que más que favorecerlo lo perjudica).
Pero es que, encima, Baby Doll empieza a encontrale la gracia en el alocado cortejo del macho siciliano. Ese plano en que Vacarro le hace cosquillas con el pie en su vientre, con la muchacha echada en el suelo, no necesita de explicación para verle un claro simbolismo sexual, como anteriormente cuando Vacarro se balancea adelante y atrás en el caballo de cartón. En este caso, por si la intención no quedaba clara, Kazan repite la imagen por medio de sombras, con lo que todavía refuerza más la impresión de que Vacarro está copulando.
Y para rematarlo, la escena en la habitación infantil, con Vacarro durmiendo plácidamente en la cuna donde antes hemos visto a Baby Doll, y con la chica a sus pies. ¿Ha habido relación carnal? Queda en off y podemos albergar dudas, pero el rostro satisfecho de Vacarro y la actitud tierna de Baby Doll nos lo pueden hacer pensar.
Si todo esto es "escasamente sexual"... Además, hay que reconocer que Kazan muy sutil no es, ni en este film, ni en A Face in the Crowd, que comento a continuación. En algunos momentos de Baby Doll me parece estar viendo un film de Mariano Ozores, con Alfredo Landa y López Vázquez. Con estos elementos, no veo tan sorprendente la campaña de la Catholic Legion of Decency, por muy indecente que nos parezca una organización de este tipo.




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