Es más un homenaje que otra cosa. El tema que abre La ley del silencio es intimista y denota un poso amargo, triste; el mismo tema en L.A Confidential se llama "The victors", es más dinámico y no tan pulido como el original de Leonard Bernstein, y el poso amargo y triste sigue latente aunque en mucha menor medida pues el tema suena al final de la película con toda la trama resuelta más o menos de forma satisgactoria para los protagonistas y existe una sensación del deber bien hecho pese a que el personaje de Russell Crowe haya acabado hecho unos zorros. Existe un mayor refinamiento en Bernstein por lo demás, es evidente. Y los violentos tramos percusivos junto a los melancólicos (aquí brilla especialmente City Hall, el otro Goldsmith) evidencian una tendencia paralela desde la perspectiva narrativa y sentimental.




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