Un par de puntualizaciones al comentario de Alex:
- Suspensión de la incredulidad: no es lo mismo en Hitchcock, que no solo no pretende ser realista, sino que explícitamente no quiere serlo, que en Kazan. Ese mismo guion, en manos de Sirk o de Almodóvar (o de Fassbinder), no me llevaría a criticarlo por inverosímil. Es, una vez más, cuestión de tono. ¿
Alguien critica un musical por inverosímil porque los personajes se pongan a cantar y bailar, o que en un cuento haya brujas, ogros y hadas?
- Ingreso de Deanie en el manicomio: discrepo. El intento de suicidio, si es que eso es lo que es, porque resulta de lo más torpe, tirándose al agua delante de un numeroso grupo de personas, no es más que el último paso de un proceso que ya tiene moscas a los padres desde hace tiempo (recordemos la crisis en la escuela) , y que sin duda tiene su origen en un deseo sexual no satisfecho. O sea que, si se quiere exagerando, cual Kazan metido a cronista de escozores juveniles, "enloquece" por no "hacer el amor", que dirían los "cursis"

(pero, no nos engañemos, la cosa no va de hacer el amor, sino de follar, y a los diálogos de Deanie con su madre me remito).