Buena película, buena Isabelle Huppert y buenísima casa. ¡Quién no ha deseado comprarla y vivir en ella!

La narración va directa al grano y te engancha nada más empezar. He disfrutado de la historia salvo por los nervios que me ha producido el hijo de la prota, que de tonto que es dan ganas de matarlo.

¡Mi felicitación a Paul Verhoeven!