La diferencia a nivel narrativo y estructural de sus secuencias cambió mucho con su marcha. La malograda montadora podía discutirle a Tarantino, durante meses, el montaje de la secuencia del Bar Jack Rabbit, hasta que éste entraba en razón y la dejaban como ella quería desde un principio. A Tarantino siempre le ha dolido cortar sus líneas y Sally sabía cuándo y cómo hacérselo entender.