Es una muy buena película pero no una obra maestra.
Resulta imposible no percibir la progresión de Tarantino como director de cine, más allá de imitar -o recuperar- un estilo concreto, y más allá de aportar algunas ideas genuinas u originales. Quentin Tarantino es hoy un director con una evidente y brillante capacidad narrativa que -más allá de lúcidos juegos de piezas- no poseía aún a este nivel en sus inicios.
"Érase una vez en... Hollywood" tiene dos partes diferenciadas. Una primera mitad, donde Tarantino confecciona una concatenación de entretenidos malabares con algunos de sus tics, trucos y juegos cinematográficos habituales, casi a modo de auto-homenaje; donde el juego referencial es siempre explícito, y se apuesta por hacer fácil que el espectador vaya a "reconocer", y no a "conocer". Un auténtico collage muy pulido de lo que Tarantino ya nos había dado anteriormente.
En la segunda mitad del film Tarantino narra unos hechos. Aún hay tics, y elementos reconocibles provenientes de su modus operandi habitual, pero ya sólo aparecen cuando hacen falta. Lo principal es la narración. Una narración madura, eficaz, sosegada, y redonda. Ya no es un auto homenaje, ni un revival barroco dispuesto para los fans. Ya no quiere exhibir sus trucos, y que los reconozcan, sino ponerlos al servicio de una historia; y, más importante aún, al servicio de lo que subyace tras ella; con todas sus aristas. La narración de un cineasta.
Probablemente si hubiese asumido el film desde la dirección que implica esta segunda mitad estaríamos hablando de una película de mayor envergadura. Pero también hubiese sido un reto mayor, y más difícil, a la hora de establecer el contexto en el cual se desarrollan los hechos que vertebran "Érase una vez en... Hollywood".
Me gustó mucho. Es la propuesta más interesante de los últimos meses, y una de las películas del año. Por encima de algunas de las últimas películas del año de los últimos años. Pero no es una obra maestra.
Quizá en su próximo y último film Tarantino decida saltar al vacío, y continuar dirigiendo donde lo dejó esta vez.