La diferencia es que en otros países europeos los canales públicos, al estar financiados por el Estado no se dedican a competir con el resto, sino que emiten programas educativos y series de calidad... Aquí la televisión pública nos roba miles de millones al año a los ciudadanos para emitir mediocridades como Mira Quien Baila, Corazón Corazón y otras tonterías para atontar las neuronas...