JOHN MILIUS Y GILBERT TAYLOR
El inglés Gilbert Taylor inició su carrera como director de fotografía a finales de los años 40, pero no sería hasta la década de los 60 cuando adquiriría el prestigio y la fama internacional de la que goza hoy. Sus primeros trabajos conocidos -a los que dotó de un estilo inconfundible- los realizó a las órdenes de directores como Richard Lester ("Qué noche la de aquel día", 1964), Stanley Kubrick ("Teléfono Rojo", 1964) o Roman Polanski ("Repulsión", 1965 y "Cul-de-Sac", 1966). En los años 70, después de haber fotografiado una nueva película para Polanski ("MacBeth", 1971) y otra incluso para Aldred Hitchcock ("Frenesí", 1972), Taylor se retiró del cine hasta que el entonces joven director Richard Donner, que admiraba la obra de Taylor y debía de rodar "La Profecía" en Inglaterra, se puso en contacto con él. Taylor aceptó la oferta e hizo el film, que tuvo un gran éxito y le proporcionó el premio de la British Society of Cinematographers a la mejor fotografía del año.
Después de este trabajo, Taylor no pararía de trabajar en los siguientes años en grandes producciones. Fue llamado por George Lucas (cfr. "El gusto fotográfico de George Lucas" para fotografiar "La Guerra de las Galaxias" y rodó en 1979, "Evasión en Atenea", de George P. Cosmatos y "Drácula" de John Badham. En 1980 fue el elegido por el productor Dino de Laurentiis para fotografiar su ambicioso "Flash Gordon", que le valió una nueva nominación al premio de la B.S.C., y por lo tanto, no es de extrañar que fuera contratado de nuevo por el italiano para "Conan, el Bárbaro" (1982), que John Milius preparaba en España.
John Milius, durante el rodaje de "Conan".
El director y Taylor nunca llegaron a ponerse de acuerdo sobre el "look" visual del film. Taylor, al igual que muchos fotógrafos ingleses de la época, estaba experimentando con la difusión y quería dotar al film de una atmósfera de luz suave. Milius en cambio no quería que su película tuviese un aspecto bonito, sino algo más crudo que reflejase la brutalidad de su protagonista. Además, Milius se enorgullece por trabajar de manera muy rápida, y consideraba que Taylor trabajaba de una manera muy lenta y se estaba perdiendo mucho tiempo.
Así que a pesar de la gran calidad de imagen de las dos únicas secuencias fotografiadas por Taylor hasta ese momento -los 10 primeros minutos con las escenas con Jorge Sanz y Nadiuska que abren el film y la secuencia de la bruja- Taylor fue despedido.
En su lugar, Milius contrató a Duke Callaghan, el cual, pese a haber fotografiado un par de películas para Sydney Pollack ("Jeremiah Johnson" y "Yakuza", en 1972 y 1975, respectivamente) era principalmente un fotógrafo de televisión. Esa era la principal cualidad de Milius encontró en Callaghan, puesto que los profesionales de ese medio no se caracterizan por su perfeccionismo sino por su rapidez al tener planes de rodaje mucho más ajustados.
"Conan" fue rodada en la única emulsión disponible en aquel momento, la Kodak 5247 de 125 ASA (justo en aquel momento aparecieron las primeras emulsiones de alta sensibilidad con 250 ASA), y unido a que los objetivos anamórficos Todd-AO que estaban usando estaban casi obsoletos, se necesitaban tremendas cantidades de luz para iluminar algunos de los grandes sets diseñados por Ron Cobb. Pero Milius, una vez más, no quería perder tiempo con la iluminación y pidió a Callaghan que recurriera al forzado. De esta manera, aunque el negativo quedara subexpuesto (poco iluminado, con los negros dominado sobre los blancos) esto se arreglaría en el revelado y el negativo quedaría correctamente expuesto. Sin embargo, Callaghan confió demasiado en la subexposición y el forzado (en otras palabras, se pasó) y el resultado final fue una imagen con mucho grano, subexpuesta y en ocasiones de poca calidad. El problema se agravó cuando algunos de esos planos defectuosos tuvieron que ser utilizados para los efectos ópticos, en los que se pierde una generación de negativo, la calidad de la imagen disminuye y el grano aumenta espectacularmente.
El resultado fue que "Conan" comienza con una excelente fotografía durante las escenas de la juventud del personaje, casi idílica y con un gran gusto por el detalle, para ir degenerando en algo desgarrado, sucio y en ocasiones brutal. Tal como lo quería Milius.
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