No, si para mí que los que están siendo faltados al respeto son los aficionados, los seguidores de Eurovisión de toda la vida, los de a pie de calle, por muy pocos que sean a día de hoy. Y también aquellos artistas que se hayan presentado en serio. Es por ellos por lo que lo siento.
Y creo que su problema comenzó cuando de un tiempo a esta parte (sobre todo desde que Gestmusic se llevó Operación Triunfo a Tele5) la organización de la representación española a Eurovisión ha caído en manos de una gente que parece tener un concepto del asunto que tal vez no es esperable. Presentar a las Ketchup ya fue de traca, pero lo del asunto del casting de frikis... a lo mejor ya es un tergiversación total de su cometido. Los primeros que se están cargando el concurso son esa gente de RTVE. Luego, por supuesto, la intervención de personajes a los que Eurovisión se la suda y que van a otra cosa... tampoco es que ayude.
E insisto: yo no soy uno de ellos, a mí Eurovisión me da igual. Pero basta con googlear un rato para decubrir que por supuesto hay peña a la que sí le gusta. No porque piensen que vamos a ganar algún año, ya que todo el mundo asume la politización y demás. Pero aún así es una cuestión de... no sé... habría que preguntárselo a ellos: ¿glamour? ¿tradición? ¿historia? ¿les gusta escuchar lo de "guallominí de pons - unatedkindon tu poins"? ¡O qué sé yo! Pero ahí están. Y hacen sus webs, sus blogs, sus forillos, etc, etc.
Pero bueno, ¿y qué coño me importa a mí, si yo no soy uno de ellos? Pues muy sencillo: que s¡endo como soy no me cuesta nada identificarme con nadie que tenga un gusto minoritario o particularísimo. Yo nunca me reiría de alguien por comprar la revista "Loros" porque a lo peor yo luego me compro un fanzine ¡en francés! sobre cine gore asiatico. Y no me burlaría de los que escuchan polcas porque a lo peor luego yo me compro un CD edición limitada de un extraño artista de noise. Y no me reiría de los aficionados al mundo de los zapatos de marca porque yo soy aficionado al mundo de las figuritas de acción basadas en películas fantásticas. ¡Y quién soy yo para mofarme de nadie! Si nadie le tocara los huevos a nadie nunca, disminuirían los riesgos de que algún día alguien me los toque a mí. ¿Eurovisión? ¿Te gusta? Pues cojonudo. No veo el sentido a intervenir en ese mundillo para boicotearlo, para transformarlo en un carnaval o en otra cosa, o para que quede claro que en el fondo lo despreciamos.