Anubis en otras webs, me acabo de registrar en el foro y al igual que en otros sitios, comparto con vosotros mi crítica sobre la película sin ningún spoiler. Espero que os guste.
Expediente Warren: The Conjuring. Terror verdadero. ★★★★★★★★ (Muy buena)

“¿Jugamos a las palmas?”
El miedo. Esa sensación de angustia en la que nuestras pulsaciones se incrementan, el vello se eriza y los escalofríos se desatan. Provocado la mayoría de veces por lo que nos es desconocido, cuando se mete en nuestra piel, no nos suelta. Son muchas y variopintas, las películas de este género que han intentado contarnos y contagiarnos con sus historias, aquellas cosas que más teme el ser humano. Una variedad de fenómenos extraños que la mayoría miran desde distancia prudencial, pero que a otros fascina y hace que se sumerjan en un mundo lleno de extraños sucesos que sólo ellos entienden y toman en serio.
Ese es el caso de los Warren, una pareja (demonólogo él, medium ella) que alcanzó fama mundial al estudiar miles de fenómenos paranormales. Basada en un historia real, The Conjuring nos relata uno de los peores casos a los que se tuvieron que enfrentar en su carrera como investigadores. Los Perron, eran una familia feliz, hasta que al mudarse de vivienda, sus peores pesadillas se hicieron realidad y pidieron ayuda a los Warren, para esclarecer los extraños acontecimientos que ocurrían en su hogar. La película intenta recrear con exactitud, los hechos que se dieron cita en aquella casa de Rhode Island, y contaba para ello, con el beneplácito de todos los que estuvieron involucrados en su terrorífica historia. Wan y su equipo, repasaron con exactitud el caso, y Chad y Carey Hayes, pulieron poco a poco, un guión, que si bien, se toma licencias y añade cosas diferentes, se mantiene fiel a los hechos principales.
Como cabía esperar, tras la sorprendente Insidious, había muchas expectativas por ver como sería el último trabajo del director malayo, y el resultado no puede ser más satisfactorio. Estamos ante la película más terrorífica en años y un clásico instantáneo del género.
Los motivos son muchos, pero el principal es su director. Con la maestría de un artesano, James Wan ha logrado superar sus anteriores trabajos, reuniendo y juntando con solvencia, todo tipo de fenómenos paranormales. Y es que, su mimo y cuidado por crear ambientes, y elaborar escenas, es soberbio. Sin prisas por el susto fácil y siguiendo las sabias palabras de “no muestres, mejor insinúa”, consigue que entremos en una atmósfera angustiosa y terrorífica, que no nos soltará en toda la cinta. Sus planos, movimientos de cámara, como se desenvuelve en los espacios cerrados, el cuidado hacía los detalles...todo sobresale en una dirección magistral, para una película que dará que hablar y donde el boca a boca, jugará un papel importante en su éxito y futura conversión a película de culto.
Gracias a sus buenas interpretaciones, sin niños repelentes, se consigue dar credibilidad a una historia, donde Vera Farmiga (Lorraine Warren) con su atrayente mirada y empatía, sobresale en un conjunto que se muestra eficaz durante toda el metraje. Patrick Wilson (Ed Warren) vuelve a colaborar con el director tras Insidious y en la sufrida Lili Taylor (Caroline Perron) vemos las manifestaciones más aterradoras, en un papel, que da libertad a la exageración, sin que ello resulte molesto.
La película destila por los cuatro costados, un aroma clásico, gracias a la magnífica recreación de los años 70 y una estupenda fotografía. Y lo que es más importante, el nulo abuso del efecto especial, en pos de técnicas más clasicistas; puertas que se abren, ruidos extraños, relojes que detienen su hora, unas cerillas...todo tipo de sencillos recursos que funcionan a la perfección y consiguen que presenciemos una película que bien pudo ser rodada en otros tiempos.
Y es que aquí, encontramos todo lo que a un fan del terror, le gustaría ver. Durante la historia, vamos viendo algunos de los fenómenos paranormales que más han poblado el género; exorcismos, muñecos diabólicos, fantasmas, cacofonías... toda una amalgama de terrores que se unen a la perfección (hasta el cliché del animal que ve y siente, más allá de lo que percibe el humano, se da cita en la cinta) en una trama que inquieta a la platea sin saturación de sustos de volumen, que tan a menudo se da cita en el género. ¿Tener?, los tiene, pero nunca se usan de forma trivial. El ritmo es vibrante y junto a una inquietante música (elaborada por Joseph Bishara), y que a modo de mantra se introduce desde su estupendo inicio en nuestra cabeza, ofrece escenas que quedarán en la memoria del espectador, concluyendo en un clímax sorprendente (más por su ejecución, que por lo que nos cuenta).
James Wan, tras Insidious 2, abandonará (por el momento) en busca de nuevos horizontes, un género que, con The Conjuring, ha vuelto a colocar en lo más alto de la industria.
Por fin, el verdadero terror llega a una sala de cine. Gracias.