Coincido con Trelko, además de que la película adopta como tópico el hablar de filosofía de la manera más chabacana y tontuna posible. Son situaciones en las que lo mejor sería hablar de la custodia del niño, como cuando Walberg va a ver a su esposa, y en vez de eso le comenta la problemática del petróleo... No es tan bizarra, son un par de conceptos que parecen incompatibles pero dan buen resultado. Yo le daría otra oportunidad de no haberme gustado.

Y genial la Huppert, nunca su cara de mala leche estuvo más justificada.