Yeah. O por lo menos es un documentalista que lleva al extremo su subjetivismo –que cada uno opine el nivel de objetividad que debe tener un buen documental– y, lo más importante, lo empaca todo de una apariencia, como ya habéis señalado por arriba, palomitera que atrae al público general a su mensaje. Porque los documentales de Errol Morris los vemos los cuatro de siempre; los de Michael Moore todo el mundo.Iniciado por Astolfo Hynkel
Claro, que todas esas virtudes de manejo del discurso, el ritmo y el espectador lo aplico a Bowling for Columbine. El de Fahrenheit es un mastodonte duro de roer, al que cualquier reportaje de Frontline, por ejemplo, le da mil vueltas en exposición y claridad.
Y todo esto sin entrar en sus supuestas manipulaciones, que de las listadas en ese artículo por el tal José Carlos Rodríguez –un prenda que está a favor de la libertad de armas, no me extraña que no le caiga demasiado bien Moore– considero la mitad, porque el resto están tan basadas en medias verdades e interpretaciones interesadas propias como las que denuncia. Pero es que es un método que funciona a todos por igual para convencer a la gente de algo.
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