También es cierto que de prácticas como estas han surgido a veces obras geniales. A Simple Plan fue un proyecto que estuvo bailando entre muchos directores (Ben Stiller, Jonathan Demme, hasta llegar a John Boorman), y este ultimo dejó la produccion cuando ya estaba hecha toda la preproducción. Los derechos sobre la novela vencian en breve, y el estudio ya habia invertido más dinero del que quería en el proyecto. Así que llamaron a un director barato (por aquel entonces Sam Raimi era más barato que ahora) para que la rodara lo más rapido posible y así quitarse el proyecto de encima.

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