Ese reportero prefigura en cierto modo el Marcello Rubini de La dolce vita, un periodista idealista que se convierte progresivamente en un cínico. El Antonio de Agenzia matrimoniale parece también un "cínico in progress", pero no lo suficiente aún, quizá tenga remedio, en el fondo le enternece la historia de Rossanna y aborta el engaño. Se le ve incómodo desde el primer momento, se queda desarmado al ver que una patraña como la del lupo mannaro casedero recibe atención por parte de la Agenzia Cibele. Ahí se produce ese cruce entre fantasía y realidad tan felliniano.