Pues yo lo celebro que no sea neorealismo puro y duro, y se mueva en una temática excéntrica pero sin actitud burlesca de pachanga en sus maneras, ya sea el tono y sus diálogos.

La laberíntica búsqueda de la agencia matrimonial, nos muestra al estilo diapositivas la clase social más baja, hasta que llega a la oficina igual de cutre. El diálogo con el encargado uno se da cuenta que se trata del típico comercial que te venderá mierda a precio de oro, y después pasamos al interior de la oficina, me encanta la naturalidad y la normalidad en que encara la señora el tema de la licantropía, afirmando que no hay problema ninguno, lo que sea para vender.

Llegamos al momento de la cita, donde las ganas de salir de la miseria por parte de ella, es capaz de superar cualquier problema del su futuro marido, incluido de que sea un hombre lobo, él se da cuenta de la situación, y al final el factor humano acaba imponiéndose, bravo! Increíble el detalle del cigarro, cuando él le ofrece uno y ella dice que no fuma, lo toma pero le dice que es para uno de sus ocho o nueve hermanos.



Que decir, me ha parecido exquisito, sin duda el mejor de Amor en la ciudad, el cual me ha parecido muy interesante en su conjunto. La pega, que me he quedado con ganas de más y se me ha hecho muy corto.