Die Spinnen 2. Teil: Das Brillantenschiff (1920)



A diferencia de lo que comentaba Alcaudón, no solo no veo superior esta segunda entrega a la primera, sino que prefiero Der goldene See a Das Brillantenschiff, aunque en realidad son partes de un todo, de un mismo tipo de cine y de unos personajes, de una pieza, que se repiten, algo consubstancial al mismo concepto del serial.

Si bien en los aspectos técnicos (fotografía, de Karl Freund; decorados; vestuario…) Lang mantiene el mismo nivel, con algunos momentos especialmente destacables, como por ejemplo ese picado sobre las oficinas del inicio del film,



o el escalofriante episodio indio, con los primeros planos del yogui baboso,



en cuanto a la trama argumental me parece más atractiva la primera entrega. Der goldene See tiene un arranque excelente, con el profesor Johnson lanzando el mensaje al mar dentro de una botella, y un final espléndido con el asesinato de Naela por parte de Las Arañas.

En cambio, el desarrollo de Das Brillantenschiff, a pesar de los numerosos escenarios y de la mayor complejidad de la trama, me parece menos vertiginosa, más estática. Carece de momentos culminantes de gran brillantez, como la confrontación en el templo inca de Der goldene See, de un dinamismo que prefigura Die Nibelungen. Hay, eso sí, rasgos ingeniosos y exóticos que tan frecuentes son en la obra de Lang (y que volveremos a ver en más ocasiones) y, en general, al mundo de la literatura pulp o de los seriales radiofónicos o cinematográficos. Por ejemplo, esa trampilla desde donde espía Lio Sha una conversación; los pasadizos y puertas secretas; paredes que se estrechan e inundaciones provocadas; el mundo subterráneo de San Francisco (que me ha hecho pensar en la castiza La torre de los siete jorobados); los fumaderos de opio; la apelación al mundo de la piratería; la cueva del tesoro; el mensaje “oculto” en el cuadro, etc. Incluso la forma en que Hoog se esconde en el barco de Las Arañas, dentro de una enorme caja, parece directamente extraída de la obra de Poe “Las aventuras de Arthur Gordon Pym”.



De nuevo, las elipsis dominan el ritmo narrativo: Hoog descubre que puede ser que la “cabeza de Buda” se halle en las islas Falkland, y renglón seguido ya lo vemos buscando in situ la cueva del tesoro, llegando antes a la isla que el barco donde viaja Lio Sha. ¿Cómo demonios ha llegado allí tan rápidamente? ¿En avión desde Londres? Como es natural, y eso no es una crítica, aunque se puede hacer de mejor o peor manera, la suspensión de la incredulidad es imprescindible para poder gozar de las aventuras del nuestro “Indiana Jones” particular. En este segmento del film hay algunos detalles atractivos: Hoog ha de arrancar “la cabeza de Buda” de la huesuda mano de un esqueleto; la amenaza de hacer volar el barril de pólvora; el cráter que emana gases venenosos, que acabará con la vida de Lio Sha (aunque su muerte, que se produce prácticamente fuera de campo, carece de la grandeza que merecería una villana de su nivel). Luego, visto y no visto, Hoog sale de la cueva y "pocas semanas después" ya lo tenemos cómodamente sentado al lado de Mr.Terry, el "rey de los diamantes".

A diferencia de la primera entrega, la resolución de esta segunda parte va perdiendo gas. Todo el episodio final, con la liberación en el Hotel Royal de Ellen Terry me parece flojo, poco atractivo, faltando el clímax exigible a un film de aventuras. No sé si ese final se introdujo en el guion cuando ya se sabía que no se rodarían los dos últimos episodios de Die Spinnen, pero no deja abierta la puerta a la continuación, parece un cierre del ciclo, carente del aliento aventurero necesario.

En definitiva, me parece un film que sigue siendo disfrutable, con elementos visuales de gran riqueza, pero menos desenfadadamente aventurero que Der goldene See. Ahora, después del paréntesis de Das Cabinet des Dr. Caligari, llegarán un par de films melodramáticos, que, si la memoria no me falla, no están entre lo mejor del vienés.