Un poquito más sobre los ruidos vecinales, tema digno de un film de terror: en mi anterior domicilio teníamos vecinos ruidosos por arriba (una jovencita aficionada a tocar el tambor o a montarse juergas con los amigachos), por abajo (dos niños dados a los pelotazos en las paredes y un televisor a toda hostia) y al lado (una pareja de chicas que montaban unos dramas por celos dignos de la Magnani). Cuando la situación llego a un extremo en que ya me veía llegando a las manos, decidimos cambiar de piso. Por fortuna, lo conseguimos en un tiempo récord, y desde entonces (hablo de hace ya 10 años) estamos en la gloria. Y como bien dices, la opción de no tener vecinos arriba (que es la que buscamos) es casi imperativa para los que no soportamos el ruido. Ahora, sobre nuestras cabezas, solo hay unas inocentes placas solares, bastante inútiles, pero que, como mínimo, no son ruidosas.![]()