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REVISANDO LA FILMOGRAFÍA DE FRITZ LANG (1890-1976) / PARTE XV:

14. SPIONE (1928, ídem) “LOS ESPÍAS”



Director: Fritz Lang.

Estudio: Fritz Lang-Film GmbH / UFA.

Productor: Erich Pommer.

Guion: Thea von Harbou y Fritz Lang

Fotografía: Fritz Arno Wagner, en blanco y negro (1.33:1).

Dirección artística: Otto Hunte y Karl Vollbrecht.

Música: Werner Richard Heymann (original); Neil Brand (2005).

Reparto (por orden de aparición):

Rudolf Klein-Rogge (Haghi / El payaso Nemo (N.º 719))

Willy Fritsch (N.º 326)

Craighall Sherry (M. B. Jason, Jefe del Servicio Secreto Alemán)

Louis Ralph (Morrier)

Fritz Rasp (Coronel Jellusič)

Gerda Maurus (Sonja Barranikowa)

Lupu Pick (Doctor Akira Matsumoto, Jefe del Servicio Secreto Japonés)

Paul Hörbiger (Franz, el ayudante de N.º 326)

Lien Deyers (Kitty)

Rodaje: 15 semanas / desde diciembre de 1927 hasta marzo de 1928.

Metraje original: 4.364 metros / 2 h 30 m 11 s (Copia en BD editada por Divisa en 2020).

Estreno: 22 de marzo de 1928.



Como comentaba en la primera entrega de LOS NIBELUNGOS, SPIONE (que no entiendo a santo de qué no se ha traducido como ESPÍAS (o LOS ESPÍAS, que suena todavía mejor) en la reciente edición en BD de Divisa aunque creo que la omisión viene de más atrás) es la tercera película más larga en la filmografía de Fritz Lang.
Me estoy refiriendo, lógicamente, a la copia que se exhibió en el UFA-Palast am Zoo de Berlín el 22 de marzo de 1928.



- Espectacular imagen del estreno de la película -

Como muchas de las películas del director vienés afortunadamente hoy en día podemos contar con copias notablemente fieles a las intenciones del mismo, algo que desgraciadamente no ha ocurrido con otros realizadores coetáneos (por ejemplo el nombre que menciono en el párrafo siguiente…).

De esta forma y gracias a la impagable labor del Friedrich-Wilhelm-Murnau-Stiftung de Wiesbaden, en el estado federado de Hesse, disponemos desde 2004 de una espléndida reconstrucción que permite visionar la cinta prácticamente como salió de la sala de montaje.

Y aunque al contrario que en la mencionada LOS NIBELUNGOS y METRÓPOLIS no se ha conservado la partitura original, en este caso de Werner Richard Heymann (1896-1961), la banda sonora al piano de Neil Brand (1958) me parece no sólo francamente acertada sino muy bella en su conjunto.

Ya lo he mencionado en algún comentario previo pero no deja de ser curioso que Alfred Hitchcock no mencionara para nada SPIONE en los libros de entrevistas de Truffau y Bogdanovich y en cambio sí LA MUERTE CANSADA.

Y digo lo de curioso no porque está última no me parezca una excelente película sino porque poco o más bien nada tiene que ver con la obra futura del director británico mientras que SPIONE prefigura muchas de las señas de identidad más características de la filmografía del maestro del suspense, incluyendo una de las decisiones más discutidas de toda su carrera, como pronto comentaré…

SPIONE fue la primera producción de la compañía fundada en junio de 1927 por el propio director (Fritz Lang-Film GmbH) junto a dos socios, Hermann Fellner, con el que había trabajado bajo la égida de Joe May y Joseph Somlo, otro ejecutivo con amplia experiencia en la industria cinematográfica alemana.



- Programa de mano original del estreno de la película -

La última cinta del periodo mudo de Lang, LA MUJER EN LA LUNA (1929), fue igualmente una producción de la misma compañía.

Lang no volvería a gozar de plena autonomía (en un sentido metafórico, se entiende) hasta la formación de Diana Productions, Inc. en 1944 junto al productor Walter Wanger y su esposa, la actriz (y supuesta amante del primero) Joan Bennett y con la que elaboró dos títulos tan antitéticos como PERVERSIDAD (1945) y SECRETO TRAS LA PUERTA (1947).

A pesar de todo, Lang contó con la UFA en cuanto a financiación, distribución y exhibición de la película, aspecto este último absolutamente esencial dado el poder absoluto de la citada compañía en la Alemania del período de entreguerras.





SPIONE puede considerarse con toda propiedad como la piedra sobre la que la mayor parte de los cineastas posteriores edificaron sus películas de espías, incluyendo como decía al principio al mismísimo Alfred Hitchcock.

Al contrario que en el caso de METRÓPOLIS, donde la acción transcurría en un futuro indeterminado (seguramente este siglo XXI en el que (sobre)vivimos), en SPIONE estamos en 1927, año de rodaje de la cinta.

En concreto en la citación que recibe el agente 326 * (el atractivo Willy Fritsch) de su superior, el Jefe del Servicio Secreto M. B. Jason (el vehemente Craighall Sherry), se indica la fecha del 15 de agosto de 1927.





* Ahora os daréis cuenta de dónde viene el nombre de agente 007…

SPIONE, aunque toma conceptos (o imágenes) de títulos anteriores del director, como LAS ARAÑAS (1919-1920), MADAME BUTTERFLY (1919) o METRÓPOLIS, como espero demostrar a continuación, viene a ser una revisión (en parte, aunque no en todo, mejorada) de la que yo considero como su primera obra maestra, EL DOCTOR MABUSE (1922).

Antes de entrar a comentar los más que evidentes paralelismos con la última obra citada me gustaría hablar brevemente de los otros títulos que he mencionado y que parecen a primera vista muy distintos entre sí.

Del díptico de LAS ARAÑAS, película que a medida que avanza la revisión me parece más fundamental en la carrera de Lang, toma la idea (esencial) de una organización paralela (en este caso subterránea) que parece manejar los hilos de la economía y de la política de la sociedad de la época.

De MADAME BUTTERFLY, no sólo la importancia de un personaje de nacionalidad japonesa, el doctor Akira Matsumoto (el también director Lupu Pick (1886-1931), cuya cinta quizás más conocida sea EL RAÍL (1921)) sino también el hecho de que el mismo acabe con su vida como antes lo hicieron primero el padre y luego la hija en esa otra película para lavar la deshonra de su familia.

De METRÓPOLIS, el préstamo es más tangencial, como en la escena en la que el protagonista se dirige a la casa de su amada, la bella (y espía del bando enemigo) Sonja Barranikova (una hermosa y elegante Gerda Maurus, con la que el director al parecer mantuvo un idilio durante el rodaje a pesar de estar ya casado con Thea von Harbou, ex esposa de Rudolf Klein-Rogge…) y en los muros cercanos se pueden ver diferentes carteles de la película.



- Por cierto, Fritsch y Maurus protagonizarán su siguiente película, la mencionada LA MUJER EN LA LUNA. -

Claro que también podríamos citar al traidor encarnado por el peculiar Fritz Rasp, allí el Hombre Delgado, aquí el coronel Jellusič, que tienen un perfil muy similar.





Pero por supuesto es de EL DOCTOR MABUSE de dónde Lang extraerá muchas de las ideas y de la puesta en escena de SPIONE.

Por ejemplo.

El genio del crimen que encarna el citado Klein-Rogge, el banquero (¡!) Haig (y que ejerce igualmente de espía de los espías – el concepto clave sobre el que Lang hace gravitar toda la película, en mi modesta opinión – como el agente 719 y bajo la apariencia del payaso Nemo (¡¡!!)), es un más que digno descendiente del doctor Mabuse y sus múltiples identidades.



Y a la pregunta que hacen las autoridades, "Dios Todopoderoso..., ¿quién tiene tanto poder?", les responde (o mejor, nos responde, dado que Lang enlazará de forma magistral la presentación del personaje con su despedida, como destacaré al final de la crónica) mayestáticamente, "YO".





- No deja de ser curioso como en el último tramo de la película, cuando asistimos sorprendidos al hecho de que Haig no es un inválido sino que sólo finge serlo, casi parece preludiar el famoso final de SOSPECHOSOS HABITUALES (1995), la mejor película del hoy defenestrado Bryan Singer. -





De hecho, la asistenta de Haig y que también ejerce de enfermera (¡¡¡!!!) y con la que se comunica por señas (¡¡¡¡!!!!) está encarnada por la actriz Grete Berger, que ya había hecho de lacayo de Mabuse y a la que también pudimos ver – si uno se fija bien – entre las mujeres que encabezaban la revolución de los obreros en METRÓPOLIS (es la mujer que lanza la primera tea encendida).



Por supuesto, el robo de un tratado (allí entre Países Bajos y Suiza, aquí entre Japón y ¿Alemania?) que puede alterar el delicado equilibrio internacional.

Y como ocurría en la ya repetidamente (y con fundamente) LAS ARAÑAS, esa especie de antisociedad que forma Haig a la sombra de la sociedad de la época (una especie de dualidad materia/antimateria) y que, por cierto, es uno de los temas esenciales en la obra del escritor de ciencia ficción más adaptado a la gran pantalla, el norteamericano Philip K. Dick (1928-1982).



Esa “antisociedad”, por llamarla de alguna manera y que viene a ser el reflejo invertido de la que todos conocemos – un concepto por lo que parece central al menos en el periodo mudo del director – que funciona igual o mejor que esta.

En ese sentido SPIONE logra crear una distopía mucho más creíble que la que podíamos ver en METRÓPOLIS, donde todo el mundo espía pero también es espiado.

SPIONE es también la película más romántica hasta la fecha de su director. En este sentido la labor tras las cámaras del gran Fritz Arno Wagner (1894-1954) deviene capital para resaltar la fotogenia de los – hay que reconocer – francamente atractivos Willy Fritsch y Gerda Maurus -, con uso magistral del blanco y negro y de los grises que hay entre ambos colores.



- Wagner alcanzará la cima de su arte en la inminente M, EL VAMPIRO DE DÜSSELDORF (1931), una de las más grandes obras maestras no sólo de Lang sino del cine en general. -

Aunque el amor había sido el tema central de alguna de sus películas previas, como MADAME BUTTERFLY, LA IMAGEN ERRANTE o, especialmente, LA MUERTE CANSADA, siempre lo había tratado con un notable distanciamiento, aunque el amor (y también el desamor) llevase a veces a la muerte.

Sin embargo, en SPIONE la mutua (e instantánea) atracción que sienten el agente 326 y la contraagente Sonja, está tratada de una forma mucho más profunda y compleja, permitiéndose escenas inéditas hasta ahora en la carrera de su director.

Y es que el amor es uno de los elementos que sirven de base a la película, pues la historia se vertebra en buena medida en las relaciones entre los personajes de sexo opuesto.

En concreto, las que se dan entre el n.º 326 y Sonja y entre el doctor Matsumoto y Kitty (una preciosa Lien Deyers).





- Por cierto, algo difícil de ver en la época una relación amorosa entre razas distintas, aunque una de las mejores obras de D. W. Griffith, LA CULPA AJENA (1919), tenga la misma como tema central. -

Aquí, sin embargo, Lang, al contrario que en el caso de Hitchcock, presenta a los personajes masculinos como más vulnerables que los encarnados por los protagonistas de las cintas del director británico.

- Aunque igualmente podríamos indicar que el personaje que encarnaba el siempre impecable Cary Grant en la magistral ENCADENADOS (1946), uno de los títulos clave dentro del subgénero… del espionaje, detrás de su imperturbable semblante se agazapaba un hombre profundamente enamorado. -

Lang además usará de forma muy elegante la elipsis para mostrar el primer (casto) encuentro amoroso entre 326 y Sonja (para ello el director dilatará inusitadamente el tiempo, algo típicamente hitchcockiano, de forma que sus manos permanecerán enlazadas desde la noche del día anterior hasta la noche del siguiente cuando les despierta de su "ensueño" el vendedor de periódicos vespertino...) y entre Matsumoto y Kitty (aquí en cambio Lang deja claro que ambos han hecho el amor aunque veamos al primero despertarse solo en la cama...).





A raíz de ello y como decía, el japonés, un espía burlado por otro espía, se suicidará y además de una forma ciertamente nada elíptica (como era el caso de MADAME BUTTERFLY) haciéndose el harakiri.



Dado que el nombre de Alfred Hitchcock ha ido salpicando esta crónica de manera intermitente no puedo dejar de comentar lo que indicaba al principio sobre la famosa “metedura de pata” del maestro del suspense.

Me refiero, lógicamente, al falso flashback de PÁNICO EN LA ESCENA (1950), una película menor, aunque no especialmente por tal hecho, dentro de su etapa norteamericana.

Y es que Lang antecedió a Hitchcock en el uso del mencionado recurso, aunque de forma mucho más sintética, en la escena típicamente dickensiana en la que la contraespía Kitty le engatusa al incauto Matsumoto para de esta forma hacerse con el tan ansiado tratado entre las dos potencias.



Y, no, no me he olvidado de la mente maestra que maneja los hilos, el camaleónico (como lo era su antecesor, el doctor Mabuse) Haig (un, como siempre, convincente Klein-Rogge), quien no sólo es el respetable dueño de un banco sino que igualmente trabaja para los Servicios Secretos mientras encarna al payaso Nemo en una sala de espectáculos.

El payaso Nemo, o sea, Nadie – y qué mejor nombre para alguien que quiere pasar desapercibido – preferirá suicidarse delante de su público cuando es acorralado por la policía en una escena absolutamente sublime y dirigiéndose no tanto al mismo sino al propio espectador con una frase para el recuerdo (“¡Abajo el telón!”), como había indicado al inicio de la reseña.





Un final que bien podría haber sido firmado por el Hitchcock de 39 ESCALONES (1935).

He prometido un comentario breve y espero haber cumplido con mi palabra.

Me quedan cosas en el tintero pero...

Para mí tanto EL DOCTOR MABUSE como SPIONE son por ahora las mejores películas de su director.

Y si en la primera hay un mayor equilibrio entre las fuerzas del bien (el fiscal von Wenk) y del mal (el doctor Mabuse), en la segunda la historia de amor entre el bueno (el agente 326) y la “mala” (la soviética Sonja) es el mejor ejemplo de cine romántico de lo que vamos viendo de la filmografía del vienés.

Felices sueños.