Regístrate gratis¡Bienvenido a mundodvd! Regístrate ahora y accede a todos los contenidos de la web. El registro es totalmente gratuito y obtendrás muchas ventajas.
Blu-ray, DVD y cine en casa
Regístrate gratis!
Registro en mundodvd
+ Responder tema
Resultados 1 al 25 de 2265

Tema: Fritz Lang: revisando sus películas

Ver modo hilado

  1. #11
    Senior Member Avatar de Alcaudón
    Fecha de ingreso
    13 dic, 08
    Ubicación
    Bilbao
    Mensajes
    13,829
    Agradecido
    65116 veces

    Predeterminado Re: Fritz Lang: revisando sus películas

    19. REVISANDO LA FILMOGRAFÍA DE FRITZ LANG (1890-1976) / PARTE XX:

    FURY (1936, FURIA)



    Director: Fritz Lang.

    Producción: Metro-Goldwyn-Mayer Corp.

    Distribución: Loew’s Inc.

    Productor: Joseph L. Mankiewicz.

    Guion: Bartlett Cormack y Fritz Lang, a partir de una historia de Norman Krasna.

    Fotografía: Joseph Ruttenberg, en blanco y negro (1.37:1).

    Dirección artística: Cedric Gibbons, William A. Horning y Edwin B. Willis.

    Música: Franz Waxman.

    Montaje: Frank Sullivan.

    Reparto: Sylvia Sidney (Katherine Grant), Spencer Tracy (Joe Wilson), Walter Abel (Fiscal del distrito), Bruce Cabot (Kirby Dawson), Edward Ellis (Sheriff), Walter Brennan (“Bugs” Meyers), Frank Albertson (Charlie Wilson) y George Walcott (Tom Wilson) + Terry (Rainbow, el perro de Joe).

    Rodaje: del 20 de febrero al 25 de abril de 1936.

    Duración: 1 h 28 m 42 s. (Copia en DVD editada por Warner en 2005).

    Estreno: 5 de junio de 1936 en el Capitol Theatre de Nueva York.



    CONSIDERACIONES PREVIAS AL COMENTARIO DE LA PELÍCULA:

    FURIA, una de las grandes obras maestras de su director, fue el primero de los 22 largometrajes (oficiales) que este realizó en su país de adopción, los EUA, tras su huida de la Alemania nazi en 1934.

    Curiosamente, 22 serán los ciudadanos de la apacible (y ficticia) ciudad de Strand, Illinois, los acusados del linchamiento y posterior muerte de Joe Wilson (un espléndido, como siempre, Spencer Tracy).







    Dado el gusto por la simetría de Lang (como pronto pondré de relieve) no deja de tener su lógica que la cinta con la que finalizó su etapa norteamericana, MÁS ALLÁ DE LA DUDA (1956), también tenga su epicentro en un juicio por asesinato.

    FURIA también fue la primera película como productor del igualmente (espléndido) guionista y director Joseph L. Mankiewicz, quien además intervino de forma anónima (aunque destacada) en la elaboración del libreto final.



    El mismo sería firmado al alimón por Bartlett Cormack (que no Cormak como indica erróneamente la contracarátula del DVD editado por Warner… ya os veo a todos corriendo para ir a comprobarlo… ) y Fritz Lang, algo que sólo volvería a repetirse en el caso del vienés con la segunda de sus cintas antinazis, HANGMEN ALSO DIE! (1943) - a pesar de lo que indican los títulos de crédito -, el cual tomaba (aparentemente) como base una historia (original) de Norman Krasna (con quien, por cierto, Lang volvería a trabajar en CLASH BY NIGHT (1952), aunque en este caso en labores de producción).









    Y digo lo de aparentemente porque en realidad Krasna apenas esbozó unas páginas sobre el linchamiento de un inocente en una pequeña ciudad del Medio Oeste de los EUA y fue Mankiewicz, como comentaba al principio, el encargado de confeccionar un tratamiento más extenso que serviría de base a Cormack y a Lang – más al primero que al segundo, como este mismo admitiría más tarde – para la elaboración del guion definitivo.

    Por ello no deja de ser paradójico el hecho de que Krasna no sólo recibiese una jugosa remuneración (entre 15 y 25.000 dólares) por su escueto texto sino también la única de las nominaciones a los Oscar de 1937 a las que optaba la película…

    Por cierto, pese a lo que el propio director le comentaba a Peter Bogdanovich en su famoso libro de entrevistas a los grandes directores del cine norteamericano clásico, FURIA no puede considerarse, ni de lejos, “una película de categoría “C””, algo, por otra parte, que no existía en ninguno de los grandes estudios.

    En aquellos años la MGM, que en realidad era una filial (boyante, eso sí) de la Loew’s Inc., era la compañía más rentable de Hollywood.

    - Quiero dejar claro desde un principio esta distinción entre una y otra por lo que comentaré a continuación. -

    En concreto, en 1936 tuvo unos beneficios netos de 10,6 millones de dólares frente a los 7,7 de la recién creada Twentieth Century-Fox o los 4 de la Paramount, la sociedad más poderosa de todas durante la “Edad de Oro” de Hollywood (la que va de 1930 a 1949).

    Además la cinta se estrenó (el 5 de junio de 1936) en el gigantesco The Capitol Theatre de Nueva York, uno de los más grandes del país y donde la Loew’s, su propietaria, presentaba sus películas más emblemáticas.



    Otro motivo para cuestionar las declaraciones de Lang que siempre solía adornar sus comentarios con afirmaciones, cuando menos, discutibles.

    Lo que sí es incuestionable es que FURIA fue una auténtica anomalía en la cadena de producción de la MGM donde en aquellos años regia con mano de hierro en guante de terciopelo el profundamente conservador Louis B. Mayer, vicepresidente (que no presidente) de la compañía y el ejecutivo mejor pagado de Hollywood (aunque no el que más ganaba… recordar la diferencia que mencionaba antes), una vez eliminada la competencia del también vicepresidente (y jefe de producción), el progresista (al menos comparado con el anterior) Irving Thalberg, quien se encontraba fuera de circulación desde 1933 por problemas de salud los cuales acabarían por costarle la vida en este año de 1936.

    Sin embargo, Mayer tenía que rendir cuentas a Nicholas M. Schenck, el auténtico presidente no sólo de la MGM sino de su casa madre, la mencionada Loew’s.

    De ahí que Mayer, pese a cobrar un sueldo mayor que Schenck, tenía una parte mucho menor en los beneficios netos de la sociedad.

    Al estar, como antes indicaba, Thalberg fuera de combate por su delicada salud, David O. Selznick, quien se había casado en 1930 con la hija de Mayer, Irene, ocupó el cargo que este había dejado – momentáneamente – vacante.

    Y sería Selznick, por tanto, quien el 1 de junio de 1934 firmó un contrato con Fritz Lang para la elaboración de una película para la MGM.

    Sin embargo, ninguno de los proyectos que aquel le propuso o a este le interesó llegó a buen puerto y hasta bien avanzado 1935 Lang no empezó a ver la luz al final del túnel y eso a pesar del hándicap que supuso el hecho de que en dicho año Selznick abandonó la compañía del león rugiente para formar la suya propia, la Selznick International Pictures, Inc., con la que este elaboraría clásicos inmarcesibles como LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ (1939), de (entre otros) Victor Fleming o REBECA (1940), de Alfred Hitchcock.

    FURIA fue, en argot futbolístico, un gol en el último minuto de la prórroga.

    O como decía antes, un auténtico milagro difícil de explicar y que, afortunadamente, fue un gran éxito de taquilla y de crítica, algo que sorprendió a propios y extraños.

    Pero creo que vale ya de irnos por las (frondosas) ramas y empecemos con el comentario en sí de la película.

    Pues eso…

    EL COMENTARIO:

    Antes no lo he mencionado pero FURIA fue también la primera de las tres películas consecutivas en las que Lang trabajó con la exquisita y diminuta Sylvia Sidney (1910-1999), quien ese mismo año colaboró con Alfred Hitchcock en SABOTAGE, una de sus mejores cintas británicas, como bien recordaréis…



    En FURIA se conjugan buena parte de las temáticas que más interesaban a Lang.

    Destacamos, a mi modesto entender, los más interesantes o al menos los que yo he percibido como dominantes:

    1. El destino y/o la fatalidad.

    2. La ineficacia (o la corrupción) de las instituciones públicas.

    3. La psicología de las masas (o el hombre es un lobo para el hombre).

    4. La venganza.

    5. Las simetrías.

    1. EL DESTINO Y/O LA FATALIDAD:

    Muchas de las mejores películas de Lang lo tienen como tema central del argumento (desde LOS NIBELUNGOS (1924) hasta ENCUBRIDORA (1952), por citar dos títulos emblemáticos).

    Lang, como Hitchcock, centrará buena parte de la intriga en objetos o palabras que aparentemente no tienen ninguna trascendencia pero que se convertirán en esenciales en el devenir de la trama.

    Secuencialmente.

    Los cacahuetes salados que tanto le gustan a Joe y que acabarán por convertirse en una prueba determinante en su acusación del rapto y posterior asesinato de la niña (ecos de M…) al coincidir con los restos que se encontraron en la carta de la petición de rescate de la misma.

    El bolsillo de la gabardina de Joe que sufre un desgarro y que Kat (Sidney) ha cosido con hilo azul y que ahora lleva el hermano pequeño del primero, Tom (George Walcott) y que hará tambalear por primera vez las convicciones de Kat de que su novio murió en el incendio de la cárcel.

    La palabra mal pronunciada por Joe, mementum en lugar de memento (recuerdo), en su despedida en la estación de tren y que aparece en la carta anónima que recibe el juez y que será determinante para establecer la culpabilidad de los acusados pero que igualmente confirmará de forma definitiva las sospechas de Kat.





    El anillo que esta le regaló en el andén del tren y que dice “De Katherine a Joe” y que este último adjuntará a la carta y que será el último clavo en el ataúd de sus asesinos.

    2. LA INEFICACIA (O LA CORRUPCIÓN) DE LAS INSTITUCIONES PÚBLICAS:

    Lo que la película deja diáfanamente claro es que el asesinato de Joe se produce por la absoluta dejación de funciones del gobernador del estado (Howard Hickman) quien, siguiendo los consejos – más bien órdenes – de alguien que actúa a la sombra (Edwin Maxwell), se retracta de la palabra dada al sheriff (Edward Ellis) y da órdenes a la Guardia Nacional de no intervenir dado que “estamos en año de elecciones”



    Incluso la figura del mencionado sheriff que al principio nos parece alguien íntegro y que intenta salvar la vida de Joe de la población incluso arriesgando su propia vida y la de sus ayudantes, durante el juicio se negará a reconocer a ninguno de sus conciudadanos durante su interrogatorio, seguramente porque Joe, pese a ser inocente, “no era uno de los nuestros”



    Ciertamente la labor del fiscal del distrito (un excelente Walter Abel) parece nivelar la balanza en lo que hace referencia al estado y su obligación de velar por todos sus ciudadanos...



    ... pero lo cierto es que las pruebas definitivas (la carta anónima y el anillo medio derretido por el fuego) son proporcionadas por el ciego deseo de venganza de Joe…



    … a excepción de la filmación del equipo de noticias de la que hablaré en el apartado siguiente…

    Lang rueda de manera modélica la siempre complicada secuencia de un juicio (como pudimos ver en alguna de las cintas de Sir Alfred) con el añadido de que en el mismo el protagonista, Joe, se encuentra entre bastidores y por tanto no es parte activa del mismo.

    Sin embargo, los auténticos protagonistas en el mismo no serán las personas sino los objetos, primero la película, luego la carta y finalmente el anillo.

    3. LA PSICOLOGÍA DE LAS MASAS:

    FURIA es una de las más perfectas plasmaciones a la gran pantalla de aquella famosa máxima de Lope de Vega, “Fuenteovejuna todas a una”, sólo que en sentido inverso.

    En ese sentido FURIA me parece una metáfora mucho más transparente del fascismo que cualquiera de las obras anteriores del director, incluido la recientemente comentada EL TESTAMENTO DEL DR. MABUSE.

    Lang hace una implacable disección de una prototípica ciudad del Medio Oeste (y que bien podría pertenecer igualmente al Cinturón de la Biblia) y convierte a sus aparentemente afables y simpáticos pobladores en unos asesinos brutales y sin escrúpulos, lo que nos provoca una profunda conmoción al comprobar, anonadados, que el Mal (con Mayúsculas) no se encuentra sólo en los parias de la sociedad (como era el caso de psicópata Hans en M) sino en cualquiera de las personas que nos rodea y que además basta una chispa (y en este caso literalmente) para que los seres humanos nos muestren lo peor que llevan dentro.

    Por ello, la magnífica escena de la proyección de la película durante el juicio es una de las más turbadoras no sólo de la película sino de la toda la filmografía de su director.

    Una escena absolutamente prodigiosa, con imágenes como la de la mujer que lanza la primera antorcha a la cárcel (y que bien podría ser un homenaje a una similar en METRÓPOLIS) o el modélico ciudadano que corta alegremente la manguera de los bomberos para evitar que estos apaguen el incendio de la cárcel donde Joe asiste impotente a su (aparente) final.







    Sin embargo, me gustaría comentar algo que me parece importante y que parece a todo el mundo se le ha pasado desapercibido.

    Y es el hecho de que la filmación, en realidad, es falsa. O mejor dicho, imposible. Vamos, como cuando Charles Foster Kane (Orson Welles) pronunciaba la famosa palabra “Rosebud” que nadie podía haber oído…

    Y es que si os fijáis con atención el operador se encuentra en una azotea que esta... enfrente de la calle...



    En cambio durante el juicio observamos que los protagonistas están de cara y no de espaldas como sería lo lógico...

    ... y como se aprecia perfectamente en las capturas de pantalla anteriores...

    Como vemos, a Lang, como a Hitchcock, le importaba mucho más la emoción del momento que la verosimilitud del relato.

    Y, como digo, escalofriantes las imágenes que nos muestran la delectación de los habitantes de Strand mientras ver arder a Joe tras los barrotes de su celda.



    La genial idea de Lang de usar a los conciudadanos como cadena de transmisión de la noticia del arresto de Joe (y un ejemplo perfecto de cómo se distorsiona un mensaje desde el primer emisor hasta el último oyente) sería retomada por el director en la mencionada HANGMEN ALSO DIE! cuando el persona que encarnaba (curiosamente) Walter Brennan decía aquello de “A se lo cuenta a B, B a C, C a D, D a E, E a F y F a G… de ¡Gestapo!”.

    Y maravillosa la metáfora visual de las gallinas...





    4. LA VENGANZA:

    La venganza, como antes decía, es uno de temas esenciales en la filmografía de Lang.

    Un concepto que el director llevará hasta sus últimas consecuencias en alguno de sus títulos más emblemáticos.

    Si la venganza de Crimilda (Margarete Schön) por la muerte de su amado Sigfrido (Paul Richter) provocaba finalmente la extinción del linaje de los burgundios, en ENCUBRIDORA el personaje encarnado por Arthur Kennedy se verá igualmente cegado por la misma en su afán por descubrir al asesino de su prometida.

    Incluso en películas aparentemente más luminosas como la magistral LOS SOBORNADOS (1953), el sargento de policía interpretado por Glenn Ford, Dave Bannion, no difiere esencialmente de una y de otro, aunque el final sea mucho menos trágico que el de las dos cintas anteriores.

    Tampoco convendría olvidar al bueno de Kay Hoog (Carl de Vogt) quien dedicó la segunda de sus dos entregas en vengar la muerte de su amada Naela (Lil Dagover).

    Y podría seguir ad infinitum...

    5. LAS SIMETRÍAS:

    Las simetrías (y también las imágenes invertidas, como las que devuelve un espejo) son otro de los sellos de identidad en la obra de Lang.

    De hecho, dos imágenes casi idénticas se revelan como capitales en la puesta en escena del vienés.

    Primero la aparición “de entre los muertos” de Joe...



    Más tarde la de Kat cuando descubre que Joe está efectivamente vivo...



    La imagen invertida en este caso podría ser la radical transformación de Joe de Dr. Jekyll a Señor Hyde que acaba por convertirlo en alguien no muy distinto de aquellos a los que se está juzgando por su supuesto asesinato.

    En realidad Lang resolverá esa dicotomía haciendo que Tracy encarne a Hyde...



    ... y Sidney a Jeckyll...



    No deja de ser curioso que con el tiempo Spencer Tracy acabaría interpretando a los dos citados personajes en una de las versiones más (injustamente) denostadas de la espléndida novela corta de Robert Louis Stevenson…

    También la proyección de la filmación durante el juicio y usando la terminología cinematográfica nos permite ver ese “negativo” que está agazapado detrás del “positivo” de la personalidad de las buenas gentes de la ciudad.

    Pese a todo ello Joe no es como las personas que intentaron acabar con su vida sino alguien de gran corazón, honrado y trabajador, profundamente enamorado de su novia y protector de sus hermanos pequeños y por eso, aunque el final nos pueda parecer ciertamente anticlimático (y en buena medida por presiones tanto de la MGM como del Código de Producción vigente) es de una lógica aplastante.

    Pero que nadie piense que el final redime a los culpables. Todo lo contrario. Lo que simplemente nos muestra es que la conciencia de un hombre está por encima de los (justos) deseos de venganza que alberga. Es por ello que Joe ni perdona a sus verdugos ni mucho menos al sistema que permitió que un acto tan aborrecible tuviera lugar. Que los EUA no se diferencia de los países europeos en los que se estaban imponiendo los regímenes fascistas y que no es esa tierra de promisión de la que sus gobernantes se jactan.

    La genial secuencia de la barbería deja las cosas bien claras, como cuando uno de los que allí trabajan comenta con cierta acritud que sólo a los extranjeros se les obliga a aprenderse la Constitución de su país de acogida).

    Y que además incluye una de las escasas escenas humorísticas de la película, cuando el barbero (extranjero) parece convertirse en una reencarnación de Sweeney Todd...



    CONSIDERACIONES FINALES:

    Ya lo he comentado por activa y por pasiva en comentarios previos pero vuelvo a la carga.

    FURIA, magníficamente planificada y rodada por Lang (con la colaboración esencial del excelente director de fotografía ruso Joseph Ruttenberg (1889-1983) [LUZ QUE AGONIZA (1944), EL PRISIONERO DE ZENDA (1952), JÚLIO CÉSAR (1953), BRIGADOON (1954) o GIGÍ (1958)]), es incuestionablemente una de sus mejores películas.











    Por ello siempre me resultó extraño que justo al final de la historia, cuando Joe hace su declaración final ante el juez, la exquisita planificación a la que acabo de hacer referencia se vea bruscamente (más bien brutalmente) alterada por un inserto que, pese a todo y pese a todos, yo juraría que Fritz Lang no rodó.

    Un inserto provocado bien a instancias de la MGM, asustada por la brutalidad y la contundencia del relato langiano o bien por imposición del código de autocensura de la industria.

    Y además un inserto notablemente feo desde el punto de vista puramente estético.

    Lang, que hasta entonces ha rodado a Joe de frente y mirando directamente a la cámara (y también a los ojos de los espectadores, como haciéndoles a ellos culpables también de la barbarie de la que hemos sido testigos), pasa a situarse un poco de lado, un poco más atrás de la posición inicial y su mirada ya no es directa. Y donde además de forma incomprensible el decorado original se ha convertido en una burda transparencia. Incluso el aspecto del actor es distinto.



    ¡Lang!



    ¿Lang?

    Como decía nunca he leído nada al respecto pero esos escasos 30 segundos (exactamente de 01:27:36 a 01:28:04) me parecen tan falsos como el mucho más largo final que le endosaron a la que habría sido con toda seguridad la obra maestra de… Orson Welles, EL CUARTO MANDAMIENTO (1942), con la diferencia de que en este caso sí es sabido que Robert Wise, que ejercía de montador de la película, se encargó del mismo.

    Pero que esta pequeña mácula no empañe para nada la primera de las 22 películas que Lang elaboró en los EUA y que, al menos en su primer tramo, tiene esa simetría a la que antes hacía referencia.

    Y es que a tres películas consecutivas con Sylvia Sidney le seguirían luego dos westerns (sus primeras incursiones en el Technicolor), más tarde tres cintas antinazis y luego dos muestras (ejemplares) de cine negro.

    No podía empezar mejor la carrera del director en la Meca del Cine.

    Buenas noches (o lo que se tercie) y, buena suerte.

    Ah, se me olvidaba.

    Aunque Joe no murió en la cárcel cuando esta fue incendiada si lo hizo su mascota, la terrier Rainbow (de nombre real… Terry (1933-1945)), sin duda uno de los cánidos más famosos del mundo del cine puesto que fue el compañero de fatigas (Totó) de Dorothy (Judy Garland) en EL MAGO DE OZ (1939), además de trabajar con cineastas de la talla de Cecil B. DeMille (CORSARIOS DE FLORIDA (1938), con Fredric March de partenaire) ) o George Cukor (MUJERES (1939)).



    De hecho, Terry o Totó que es como se llamaba en EL MAGO DE OZ ganaba 125 dólares a la semana, más que buena parte del reparto de la película.

    Recordemos que su estrella, la inmarcesible Judy Garland, únicamente ganaba 500…



    Ahora sí,

    Gabon.



    Última edición por Alcaudón; 06/12/2021 a las 10:07

+ Responder tema

Permisos de publicación

  • No puedes crear nuevos temas
  • No puedes responder temas
  • No puedes subir archivos adjuntos
  • No puedes editar tus mensajes
  •  
Powered by vBulletin® Version 4.2.1
Copyright © 2025 vBulletin Solutions, Inc. All rights reserved.
SEO by vBSEO
Image resizer by SevenSkins