Es que esa generación sufrió en carne propia la violencia tanto interna como externa bajo la amenaza del fascismo. ¿Cuántos de esos intérpretes perdieron a gente querida en la 2ª Guerra Mundial o sirvieron poniendo su imagen al servivio de causas humanitarias o yendo al frente? Las hijas de James Stewart mencionaron que su padre apenas revelaba gran cosa de lo que vio en la 2ª Guerra Mundial y de sus viajes en avión semejantes al que se llevó la vida de Carole Lombard. Igualmente, Myrna Loy, de visita a un hospital de heridos en combate terminó rompiendo a llorar en la intimidad tras haber escuchado las historias personales de los amputados horas antes. Fue una generación que se abrasó en violencia, y la revivió posteriormente en su variante más psicológica durante el mccarthismo y los convulsos '60.
Luego llegan los años 60' precisamente y ha de llegar la catársis de forma progresiva, el momento de hacer públicos esos miedos y liberarse de los tabúes que han permanecido ocultos, y es la generación más joven y candente por entonces la que sirve de altavoz a partir de Vietnam (ahí tenemos el caso de Jane Fonda o de Donald Sutherland). Y se produce el choque entre querer olvidar, o al menos no recordar, por parte de los más mayores muchas veces y el de mostrar hasta las últimas consecuencias de la violencia con sangre, sudor y lágrimas.
De todas maneras, hasta un tipo en apariencia duro como Gene Hackman terminó ya su cupo particular hasta las cejas de violencia tras participar en "Rápida y mortal" con Stone, Crowe y Di Caprio; "Sin perdón" unos años antes ya le hizo reflexionar severamente. Y el propio Eastwood a lo largo de su larga carrera es un tratado en sí mismo sobre cómo la exposición frecuente a la violencia más cruda cambia a las personas con el paso de las décadas.