Lo cierto es que los réditos conseguidos por PERVERSIDAD se perdieron y con creces con SECRETO TRAS LA PUERTA, lo que provocó la desaparición de Diana, la compañía creada por Lang, Wanger y Bennett.

Como indicaba en el comentario la voz en off, aunque a veces tiene un marcado tono onírico en numerosas ocasiones no hace más que subrayar lo que las (bellas) imágenes nos muestran.

Y, como decía, Lang quería que la mencionada voz no fuese la de Bennett, sino la de otra actriz.

Tampoco tiene mucho sentido que Mark, que no ha tenido voz propia a lo largo de toda la película, sí la tenga al final de la misma.

Y, desde luego, es completamente inverosímil la conversión Hyde/Jekyll del personaje. Aquí Hitchock le da sopas con honda.

Bennett se salió con la suya no sólo porque se impuso en el tema de la voz en off sino porque eligió personalmente a Stanley Cortez como director de fotografía, en detrimento de Milton Krasner que era el deseado por Lang y que había colaborado con ambos en LA MUJER DEL CUADRO, aunque parece que en este caso fue debido a un compromiso previo del operador.

Y tampoco fue Michael Redgrave la primera elección de Fritz sino James Mason, algo que seguro hubiese hecho más atractivo al personaje, aunque ambos eran grandes actores.

Como curiosidad, Lang se embolsó 100.000 dólares por la película, Bennett 75.000 y Redgrave 66.675.

Desde luego el que estuvo más ocupado durante el rodaje fue Lang, aunque sólo fuese porque mantenía relaciones simultáneas con la actriz y con la guionista, Silvia Richards o eso dicen las malas lenguas...

Y como decía Lang tenía muchas ganas de rodar otro western (ya lo siento, amigo Fletcher ) y por eso en una fecha tan temprana como diciembre de 1945/enero de 1946 contactó con el prestigioso escritor Stuart N. Lake con el fin de elaborar primero una historia y luego un libreto y que tendría por título... WINCHESTER '73...

... y que fue seguramente la mayor frustación de toda su carrera pues dedicó al mismo dos años y medio, pero que finalmente vio la luz en 1950... de la mano de Anthony Mann.

Ello no impediría que nos encontremos ante una de las obras maestras del género y la primera de las ocho colaboraciones entre Mann y el actor James Stewart.