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Tema: Fritz Lang: revisando sus películas

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    Predeterminado Re: Fritz Lang: revisando sus películas

    Abróchense los cinturones, Alcaudón vuelve a las andadas…

    Entrega n.º 36:

    31. HOUSE BY THE RIVER (1950)

    T.O.: LA CASA JUNTO AL RÍO



    Director: Fritz Lang.

    Producción: Fidelity Pictures, Inc.

    Distribución: Republic Pictures Corp.

    Productor: Howard Welsch.

    Guion: Mel Dinelli, a partir de la novela “The House by the River” de A. P. Herbert (Methuen, Londres, 1920).

    Fotografía: Edward Cronjager, en blanco y negro (1.37:1).

    Dirección artística: Boris Leven.

    Decorados: John McCarthy, Jr. y Charles Thompson.

    Música: George Antheil.

    Montaje: Arthur D. Hilton.

    Reparto: Louis Hayward (Stephen Byrne), Lee Bowman (John Byrne), Jane Wyatt (Marjorie Byrne), Dorothy Patrick (Emily Gaunt) y Ann Shoemaker (Señora Ambrose).

    Rodaje: 40 días / de principios de junio a finales de julio de 1949.

    Duración: 1 h 24 m 42 s.

    Estreno: 25 de marzo de 1950.





    Esta va a ser la primera reseña del rincón Lang que hago a pelo, o sea, sin el habitual trabajo previo de recopilación de datos y anécdotas, salvo unas breves pinceladas here, there and everywhere.

    De esta forma me centraré exclusivamente en la película – no en su gestación – y así el comentario será más breve y conciso (¡ejem!) y de esta forma aprieto el acelerador en la revisión puesto que tengo intención de revisar, como ya dije, al menos WINCHESTER ‘73 (el gran proyecto frustrado de Lang), GUERRILLEROS EN FILIPINAS y ENCUBRIDORA, antes de mis (más que merecidas) vacaciones estivales.

    Primera de las dos colaboraciones del director vienés con el productor independiente Howard Welsch (1898-1980) (la otra será la magistral ENCUBRIDORA (1952)) HOUSE BY THE RIVER me ha supuesto toda una revelación dado que además era una cinta que no había visto jamás hasta el viernes pasado.

    De hecho, aunque todavía es pronto para lanzar las campanas al vuelo, tal vez HOUSE BY THE RIVER se convierta en el título sorpresa de su director, al menos para un servidor, una vez hayamos finalizado la revisión completa de su obra.

    Algo similar a lo que me supuso la hitchcockiana PERO… ¿QUIÉN MATÓ A HARRY? (1955), película que no tenía en gran estima pero cuya revisión fue toda una (maravillosa) revelación y que además era una de las cintas del director británico favoritas del querido (y añorado) amigo muchogris.

    Se te echa de menos y mucho, caro amico.

    La película se basa en la novela “The House by the River” (o sea, con “The” por delante) del popular escritor (y miembro del parlamento) británico Sir Alan Patrick Herbert (1890-1971) publicada en 1920 (y no 1921 como dice la Wikipedia…) en la antigua capital del Imperio.



    - Cubierta original de la primera edición, Methuen & Co. Ltd., Londres, 1920 -

    Por lo poco que he podido leer acerca de su argumento la acción acontece en Londres en 1890s, algo que no queda explicitado en la película.

    El protagonista, que se llama igualmente Stephen Byrne, es también escritor, pero en este caso poeta y no novelista (mediocre).

    Lang, muy acertadamente en mi humilde punto de vista, convirtió al mejor amigo (y cómplice a su pesar del homicidio/asesinato) John Egerton, en su hermano mayor, John Byrne (como el famoso dibujante – y guionista – de cómics) y de esta forma la relación entre ambos es mucho más sustanciosa.

    En cambio se respetan los nombres de los dos personajes femeninos más importantes, el de la víctima, Emily Gaunt y el de la esposa de Stephen, Marjorie, aunque su presencia en pantalla no sea igualitaria.

    Si alguien tiene curiosidad (y tiempo y ganas) aquí podéis leer la (no demasiada extensa) novela en inglés:

    https://www.gutenberg.org/files/4179...-h/41791-h.htm

    La película fue cofinanciada y distribuida por la Republic, el más pequeño de los grandes estudios… o el más grande de los pequeños…

    El esplendor propiciado por la finalización de la Segunda Guerra Mundial hizo que la Republic se permitiese el lujo de producir un número reducido de películas de prestigio (y, por tanto, más caras) al año.

    Para conseguirlo la compañía de Herbert J. Yates tanteó a algunos de los más grandes directores de Hollywood con la promesa de que tendrían plena libertad si se ajustaban a los presupuestos previamente establecidos.

    De esta forma la modesta compañía contaría con los servicios de directores de la talla de Frank Borzage, William Dieterle, Allan Dwan, Fritz Lang, Frank Lloyd, Lewis Milestone, Nicholas Ray u Orson Welles…

    … y especialmente John Ford, quien durante su estancia en el estudio dirigió tres de sus mejores películas: RÍO GRANDE (1950), EL HOMBRE TRANQUILO (1952) y THE SUN SHINES BRIGHT (1953).

    - Claro que no convendría olvidar al gran Raoul Walsh y su western MANDO SINIESTRO (1940), la película más cara del estudio hasta esa fecha. -

    Intuyo que Lang congenió durante la preparación de la película y el posterior rodaje con el productor Howard Welsch dado que ambos volverían a colaborar en la magistral ENCUBRIDORA, aunque en este caso bajo el amparo de la RKO del orate Howard Hughes.

    Como he mencionado al principio no recuerdo haber visto nunca esta película y que, como otras de su director, jamás tuvo estreno comercial en nuestro país, aunque se ha comercializado (no sé si legal o ilegalmente) con el título “LA CASA DEL RÍO” que a mí, particularmente, me parece más atractivo (y ajustado) el de “LA CASA JUNTO AL RÍO”.

    Lang tuvo la fortuna de poder contar con dos hombres de su total confianza: el espléndido director de fotografía Edward Cronjager (ESPÍRITU DE CONQUISTA) y el montador Arthur Hilton (PERVERSIDAD y SECRETO TRAS LA PUERTA).

    Aunque Cronjager era uno de los grandes maestros en el uso del Technicolor su trabajo con el blanco y negro era igual de excepcional y, sin duda, es una de las grandes bazas con las que cuenta la película.

    También la banda sonora de George Antheil es muy hermosa y sugerente (recordemos sus colaboraciones con el citado Nicholas Ray, LLAMAD A CUALQUIER PUERTA y IN A LONELY PLACE) y además se ajusta como un guante a unas imágenes que tienen un marcado tono onírico.

    Y diría que no sólo onírico (el simbolismo del agua) sino incluso en ocasiones surrealista (las visiones que acosan al protagonista una vez ha cometido el homicidio/asesinato) y hasta de película de terror (la lasciva sonrisa en el rostro de Stephen mientras imagina a Emily bañándose o cuando esta baja la escalera).

    Quizás lo más cuestionable de la película sea su reparto dado que el sudafricano Louis Hayward (1909-1985) me parece un sosias del mencionado Orson Welles, aunque ciertamente carece del carisma (y el talento) que derrochaba el actor/director/guionista/productor.

    Igualmente el norteamericano Lee Bowman (1914-1979) me parece un remedo del oscarizado Paul Lukas.

    Por contra, tanto la guapa Jane Wyatt (1910-2006) y la sensual Dorothy Patrick (1921-1987) me parece que están perfectas en sus respectivos papeles.

    Aunque SECRETO TRAS LA PUERTA, la anterior obra de su director y HOUSE BY THE RIVER parecen tener elementos en común, especialmente ese toque onírico del que hablaba un poco más arriba, esta segunda, en su modestia, consigue con creces lo que la primera no pudo. Y además no necesita de una molesta (aunque a veces cautivadora) voz en off para dotar a la película de una textura yo diría que buñueliana.

    Sin embargo, al contrario que en SECRETO TRAS LA PUERTA el protagonista (masculino) no es un falso culpable sino un verdadero demonio, un auténtico h… de p… y seguramente el villano más diabólico que hemos visto hasta la fecha en la obra de su director desde los lejanos tiempos del doctor Mabuse.

    El inicio de la película me parece absolutamente modélico y es con toda seguridad el segmento que más y mejor nos recuerda al Lang de sus grandes obras maestras alemanas.

    Y por ello dedicaré la mayor parte del comentario al mismo recordando los viejos (¡ay!) tiempos en el rincón de Sir Alfred.

    Esa primera imagen de la casa de los Byrne junto al río – el leitmotiv que vertebra toda la película – es tan deliciosamente irreal (es evidente que la misma no es más que un decorado pintado) que parece que hemos entrado en el mundo de los cuentos de hadas.



    El diálogo entre la señora Ambrose (una fordiana Ann Shoemaker) y el protagonista, el escritor (frustrado) Stephen (un, pese a todo, correcto Louis Hayward), a pesar de su aparente banalidad, es de capital importancia en el devenir de la historia.

















    Parafraseando a la Biblia, “el río trae, el río se lleva”.

    O bien podría ser una (elaborada y un tanto retorcida) metáfora del simbolismo que el agua (o el río) tiene en el hinduismo.

    Ahí está, por ejemplo, la maravillosa (y pendiente de comentario…) EL RÍO (1951), de Jean Renoir y que los compañeros de dicho rincón diseccionaron a conciencia.

    Y esa res muerta flotando en el río y que no sé por qué me trae a la memoria las hipnóticas imágenes de UN PERRO ANDALUZ (1929), de Luis Buñuel y Salvador Dalí…

    … otro ejemplo de ese surrealismo que empapa (siquiera superficialmente) toda la película y del que hablaba antes…

    Brillante la idea (visual) de situar a Emily (una ciertamente atractiva Dorothy Patrick), la futura víctima de la lujuria del señor Byrne, entre ambos personajes...





    ... dado que al igual que la res que flota en el río pronto su cadáver hará también un (macabro) recorrido de ida y vuelta por el mismo por mor de las mareas...



    Y esa mirada lasciva de Stephen...





    ... que es toda una premonición de lo que pronto va a acontecer…

    Y un nuevo manuscrito devuelto a su autor...



    Aquí, curiosamente, Lang parece adelantarse el famoso final de PSICOSIS (1960) – ya he hablado a menudo de la interconexión entre las obras de ambos autores – cuando en lugar de matar el coleóptero que pasea por la página escrita de su nueva novela lo deposita gentilmente en el suelo.





    Como decía, muy similar a ese diálogo entre madre e hijo acerca de una mosca en la obra maestra (una de tantas) de Sir Alfred.



    Sin embargo, Lang pronto desbaratará todas las ideas que nos podamos haber hecho acerca de las bondades (y simpatía) de Stephen gracias a un formidable encadenado de imágenes poderosamente sensuales (o más bien directamente sexuales) sin necesidad de diálogo alguno y con un brillante uso de la música de Antheil.

    Como muestra no uno sino varios botones…









    Pocas veces ha podido expresarse tan bien el deseo sexual (digámoslo ya) en una película del periodo clásico como en esta ocasión y ello pese al férreo código de censura imperante en el Hollywood de la época.

    Aquí Lang consiguió lo que no pudo ni en LA MUJER DEL CUADRO ni en PERVERSIDAD.

    Y la (sugerida) escena del baño de la voluptuosa doncella...





    ... casi parece un anticipo de aquella otra mucho más mítica y que acontece en la ducha de un motel de mala muerte…



    Gracias al formidable montaje que hace Lang de la escena casi podemos palpar la perturbadora corriente (como el río que discurre junto a la casa) erótica que se establece entre los pensamientos de Stephen y las acciones de Emily.

    Y formidable ese montaje…

    … cañería…



    … mirada (perversa) de él…



    … ventana iluminada…



    … y sonrisa (hartamente elocuente) de él…



    … y que bien podría entrar a formar parte del manual del erotómano más curtido…

    Lang además parece dejar caer como que la atracción es bidireccional cuando nos muestra primero a Emily usando el perfume de su señora (se me olvidó mencionar que Stephen la invitó a usar su baño al estar el suyo estropeado…) y después su albornoz…



    - La indudable belleza y encanto que desprende la actriz ayuda y mucho a hacer todavía más sensual una escena cargada, como ya decía, de una sexualidad desconocida para el cine (norteamericano) de la época. -

    A continuación viene ese toque de película de terror al que hacía referencia al principio de mi comentario…

    Aquí una oblicua pero muy inteligente idea la de que mientras ella se perfuma (fluido externo) el se emborracha (fluido interno).





    Creo que ni siquiera yo he entendido lo que acabo de explicar…

    De esta forma, Lang vuelve a insertar inteligentemente la noción del líquido elemento (ya sea el agua, un perfume o un whisky) como el motivo de la película.

    Y el espejo (que en cierta forma podría considerarse un fluido congelado en el espacio/tiempo) como nexo de unión entre los (deseos de los) personajes.

    Y atención a esta imagen porque Lang volverá a repetirla un poco más adelante…



    De nuevo la mirada de él ya francamente sobrecogedora, algo a lo que ayuda poderosamente la soberbia fotografía en blanco y negro de Cronjager y a pesar de que la calidad de la copia no sea capaz de captarla en toda su (hermosa y terrible) plenitud…



    Las bellas y bien torneadas piernas de la joven (y deseable) Emily…



    La diabólica sonrisa de él, como el depredador que se relame antes de abatir a su presa…



    Aquí, como antes decía, Lang incluye un matiz que sugiere que Emily no se ha acicalado sólo para ella…



    ¡Si hasta podemos ver el brillo afilado de los dientes del lobo antes de lanzarse sobre su (indefensa) presa!







    Desde luego Lang no se anda por las ramas y el acoso al que Stephen somete a Emily pronto tendrá un abrupto (e inesperado) final…



    Lo que para ella parecía un simple coqueteo con su apuesto señor acaba por convertirse en una brutal (y muy hitchcockiana, ya siento repetirme) agresión…







    Una agresión que acaba con la vida de la joven de manera aparentemente accidental debido a la inesperada aparición de la señora Ambrose en las inmediaciones...



    ... y por ello he usado hasta ahora el ambivalente término homicidio/asesinato pues más parece lo primero que lo segundo...



    ... aunque todas nuestras dudas serán prontamente disipadas…



    Una imagen digna de la calenturienta imagen del querido amigo Alex Fletcher…

    Y como acabo de decir Lang rápidamente desmonta la idea que nos hayamos podido hacer de un juego erótico que se le va a Stephen de las manos y que acaba con la muerte accidental de Emily.



    De nuevo ese ambiente gótico con la presencia de un misterioso extraño que aparece de repente como si fuese un espectro.





    Y ese genial toque del cinto del albornoz que se ha enrollado fortuitamente en la muñeca de él...



    ... y que simboliza por un lado que a partir de ahora él no va a poder deshacerse de ella ni siquiera tras su muerte y por otro lado un anticipo de lo que será su final, retomando de esta forma uno de los temas centrales en la filmografía del director, la venganza, aunque esta sea de ultratumba…

    Aquí ya la mirada de Stephen no es de acosador sino de acosado…



    Y esa extraña mirada digna como decía de una película de terror…



    Stephen se esconde entre el follaje de las plantas (la Naturaleza interior) como más tarde hará con el cuerpo de Emily en las aguas del río (la Naturaleza exterior).



    El extraño se revelará como el hermano (intuyo que mayor y lisiado) de Stephen, John (un simplemente correcto Lee Bowman).



    Esa sutil imagen de Stephen ajustándose la corbata al cuello como antes había hecho de forma ciertamente más cruel con el hermoso cuello de la deseable Emily…



    ... y que dada la fatalidad que preside buena parte de las mejores obras langianas se tomará cumplida venganza...

    Y Stephen empieza a elaborar su bola de nieve de mentiras que acabará por provocar un alud que se lleva por delante no sólo a él sino a su propio hermano.





    Lang nos deja atisbar la ambigua relación fraternal que existe entre John y Stephen, en la que el primero siempre tiene que hacer de tripas corazón dado el carácter depravado de su hermano pero que este oculta tras una pátina de respetabilidad.



    De nuevo Lang opta por la toma cenital para acentuar ese lado demoníaco del personaje que es su santo y seña.



    Y entendemos por fin que John no ayuda a Stephen por el amor que siente por él sino por el aprecio… o tal vez algo más que siente por su esposa…





    No creas, amigo Stephen, no creas…

    Un comentario ciertamente cruel el que este hace sobre la joven…



    El río será la inmensa tumba donde Emily encuentre el eterno descanso y también donde comience la pesadilla para su protagonista.



    Que comienza con ese pez plateado que salta del agua en el momento en el que se desembarazan del cuerpo de Emily...



    ... y que combina a la perfección este toque onírico del que antes hablaba y el surrelismo buñueliano.

    Una imagen, la del pez y más adelante la del cuerpo flotante de la joven, que se irá adueñando de la mente cada vez más quebrada de su protagonista.

    En una vuelta de tuerca notablemente ingeniosa (y ciertamente macabra) Lang repite casi por punto, aunque con distinto protagonismo femenino, la formidable secuencia que lo desencadenó todo.















    Por un momento parece que hemos pasado de una historia realista a otra de corte fantástico, aunque Lang nos revele pronto el artificio.

    Esos 20 primeros minutos de proyección me parecen lo mejor que Lang ha filmado hasta la fecha desde los tiempos de M, EL VAMPIRO DE DÜSSELDORF (1931), seguramente la mejor película de su director… hasta la fecha…

    Es una lástima que el resto de la proyección no alcance ni de lejos esos prodigiosos 20 minutos.

    Pero que nadie piense que a partir de aquí la película pierda el interés, todo lo contrario.

    El río como epicentro de la acción.



    Los fantasmas que acosan al protagonista.



    La idea de la repetición asociada al río que va y viene.



    O esa formidable vuelta de tuerca que es el final y en el que Stephen muere, en justa reciprocidad, de la misma forma que Emily…









    Ya lo dice la Biblia:

    "Quien a hierro mata, a hierro muere".

    HOUSE BY THE RIVER es, como digo, la primera gran sorpresa que me he llevado en lo que voy de revisión.

    Buenas noches y, buena suerte.





    Y la próxima entrega (que espero que sea la semana que viene) será…

    … WINCHESTER ‘73 (1950), de… Anthony Mann…
    Última edición por Alcaudón; 31/05/2022 a las 01:06

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